sábado, 8 de noviembre de 2014

Timoteos Aytaç Guezelmansur

Timoteos Aytaç Guezelmansur
Seminarista Turco
«Me dieron una paliza con un bate de béisbol por haberme convertido al cristianismo»



El seminarista turco Timoteos Aytaç habla de su difícil camino hacia la conversión

Timoteos Aytaç Guezelmansur se educó en la fe islámica, pero la vida le tenía reservado otro camino. Su conversión fue un proceso que duró dos años y, desde que decidió dar el paso y abrazar la fe de Cristo, comenzaron las dificultades. Sus padres, musulmanes, no le aceptaron; la Policía turca le buscó para detenerlo y llegaron a golpearle dentro de una iglesia por el hecho de ser católico antes de huir de su país. Pero él asegura que no tiene miedo y que desea volver a Turquía. Ahora viene a España «para compartir mi testimonio de fe y contar cómo Dios está con su pueblo».

Nació en Antioquia, la actual Antakya, en Turquía. Se educó en la religión islámica, pero a través de unos amigos comenzó a leer la Biblia. La conversión no tardó en llegar. Hoy, Timoteos Aytaç Guezelmnasur se prepara para ser sacerdote, y el próximo 31 de julio acudirá a Santiago de Compostela para contar su testimonio en el IV Congreso «Camino a Roma», que anualmente organiza la institución Miles Jesu.

¿A qué edad y cómo conoció la fe católica?

Conocí a los cristianos a través de un amigo, cuando tenía dieciocho años. Yo hablaba muy a menudo con mis amigos cristianos sobre religión, y gracias a esto me di cuenta de que realmente no sabía tanto sobre la cristiandad. Entonces, me puse a leer la Biblia. Mi conversión fue un proceso que duró casi dos años. Me sentí fascinado por Jesús, de su amor por los hombres y especialmente por mí, porque dio su vida por mí en la cruz. Desde «fuera» no son muchas las diferencias entre el cristianismo y el Islam, pero cuando te interesas y comparas, te das cuenta de que son muy grandes, sobre todo en lo esencial. Cuando era musulmán, Jesús era para mí solamente uno de los profetas. Ahora para mí es el Hijo de Dios.

¿Cómo reaccionaron en su entorno, sus padres, sus amigos...?

Mal. Mis padres no aceptaron mi conversión, tuvieron muy poca comprensión, especialmente mi padre. Tuve que marcharme de casa. Ahora parece que van comprendiendo, ya estoy mejor con ellos.

¿Tiene libertad en su país para expresar sus creencias, o le han amenazado en alguna ocasión?

En mi país, donde más seguro estoy cuando hablo de mi fe es dentro de los muros de una iglesia. Dentro de estos muros no hay problemas, puedo hablar y actuar libremente. Aunque a veces tampoco puedo estar tranquilo: una vez me atacaron en una iglesia, me dieron una paliza con un bate de béisbol; afortunadamente no me golpearon la cabeza, ¿podría haber acabado fatal!

¿Ha temido por su vida por el hecho de ser cristiano?

En ocasiones he vivido un poco inseguro, pero nunca perdí mi confianza en Cristo. Ahora no tengo temor porque pertenezco a Cristo, no importa si estoy vivo o muerto.

¿Qué puede decir sobre el 11-S y el 11-M?

El 11 de septiembre de 2001 estaba en Frankfurt, estudiando. El 11 de marzo de 2004 estaba en Turquía, haciendo una práctica pastoral en una parroquia. En ambas ocasiones me llené de profundo dolor por toda la gente inocente que fue asesinada; esos locos son capaces de hacer cualquier cosa. Estaba muy consternado, quisiera ofrecerles mis condolencias.

¿Qué opina de las leyes que prohíben cualquier manifestación religiosa externa?

Pienso que no es bueno que un Gobierno prohíba a la gente confesar su fe. Por otro lado, entiendo que los Gobiernos creen esas leyes para proteger su soberanía.

¿Y sobre la recién firmada Constitución Europea?

Desde luego, es muy triste ver que Europa no tiene el coraje de confesar sus raíces cristianas. Tengo la impresión que la sociedad europea camina hacia una crisis de identidad.

¿La paz es una cuestión de religiones o de personas?

Creo que las religiones pueden convivir en paz, aunque la paz es una cuestión tanto de religiones como de cada hombre; en ambos casos será difícil de conseguir, pero sé que es posible. Para alcanzar la unidad, primero hay que aprender a amar a Dios y al prójimo como a uno mismo. Sólo así tendremos la paz de la unidad.

¿Qué hará cuando sea sacerdote?

En cuanto termine mis estudios volveré a Turquía, quiero trabajar por la Iglesia en mi país.

¿Una anécdota de su conversión?

Poco antes de mi bautismo, la Policía vino un día a la iglesia preguntando por mí. La monja que les atendió les dijo que el obispo no se encontraba, y que por tanto no habría ningún bautizo. Que volvieran la próxima semana, cuando el obispo estuviera de regreso. Después de eso vino la monja inmediatamente al salón de la parroquia y nos lo contó. A la semana siguiente la Policía llegó tarde, porque ya estaba bautizado...

No hay comentarios:

Publicar un comentario