Del Mormonismo al CristianismoMormona sin saber por que. Aunque parezca increible, esa fue mi realidad.
Por: Rut N. González | Fuente: defiendetufe.org
Nací dividida entre dos creencias, por parte de la familia de mi padre
son católicos y por parte de mi mamá, mormones. Ellos por muchos años no
estuvieron casados por la Iglesia ya que se les había ordenado por
parte de mi abuela materna que tenían que contraer matrimonio sólo por
la secta mormona para ella poder dar su consentimiento, lo cual ellos no
aceptaron y su enlace sólo fue civil. Cuando nacemos primero yo y
después mi hermana menor, nunca recibimos el bautismo.
Principalmente yo (que siempre habia sido muy curiosa) iba un domingo a
la parroquia con mi abuela paterna y otro domingo a la secta mormona y
siendo niña observaba grandes diferencias en cuanto a la celebración, el
tiempo de duración, lo que hacían, cómo se vestían y comportaban... en
fin. A la edad de 8 años fueron unos misioneros mormones a mi casa
(aunque yo no saíba ni quienes éran) y me preguntaron si queria
bautizarme, yo muy contenta acepté pensando que iba a pasar por el
ritual de la santa Iglesia católica, pero me equivoqué y empezaron a
darme mi preparación sobre quien fundó la "iglesia verdadera" segun
ellos hasta que se llegó el tiempo de mi bautizo.
Haciendo crecer el mormonismo.
Cabe decir que mi abuela materna estaba por demás, contenta y feliz, ya
que yo era la primera de sus nietos que encontraba la "verdad". Puedo
decirles que fueron muy pocas las ocasiones en las que asistí con mi
familia cada domingo a las celebraciones porque se me hacía injusto que
una niña se quedara sin ver su programa favorito, además de que yo no
entendía nada de lo que me decían. Pasaron los años y fue de los 14 a
los 16 años que tomé una época muy fuerte dentro de la secta, ya que me
dí a la tarea de confundir cristianos haciendolos dudar de su fé; aunque
en realidad yo no creía mucho en la mía pero era una gran satisfacción
sentir que yo tenía el poder de convencimiento para convertirlos al
mormonismo, ya que era eso lo que me inculcaban y yo pensaba y creía que
así tenía que ser.
Descubriendo a Jesucristo y la fe verdadera
Pero Dios me tenía preparada una sorpresa y me envió un fuertísimo
mensaje con la señora que es hoy día mi madrina de bautizo, comparando
nuestras biblias ví una gran diferencia de citas y faltante de libros
canónicos y mi arma favorita era el libro de mormón, pero como ella
decía; no soy una persona estudiada ni en la fé ni en la escuela pero lo
que si sé es que ese libro que tu traes, no es verdadero. A partir de
ahí nació en mi la inquietud de preguntar a la jerarquia de la secta el
porqué me decían que estoy mal, hubo un tiempo breve en que lo lograron
pero despertó nuevamente y comenzé a informarme, a leer, a buscar y más
que todo, a observar.
El hecho de que me dijeran que cuando tuviera edad casadera tendría que
quedarme con un ex-misionero, me hizo pensar que ellos estaban
dirigiendo mi vida, lo cuál yo no permito ni permitiré jamás. Un buen
dia mi madrina me invitó a una oración de señoras y era el tiempo de
Resurección lo cual yo no tenia ni la más mínima idea de lo que trataba
ya que yo siempre pensé que Jesús estaba muerto, las señoras me
explicaron muy amablemente lo que era e hicieron una oración por mi...
Jamás había sentido hasta ese momento tanta paz en mi vida. Desde ese
día me sentí con más fuerza para poder hablar de frente a mi dirigente
de seminario y decirle que ya no volvería nunca más a ir con ellos, lo
cual le ocasionó muchísima tristeza. Mis padres con mucho gusto
aceptaron mi decisión y me respetaron en todo momento.
Me siento feliz sirviendo a Dios en la Iglesia que él fundó.
En vano los mormones trataron de hacerme cambiar de opinión ya que
fueron varias ocasiones a mi casa con la intención de hacerme regresar,
cosa que jamás lograron. Ya para finalizar les comento que al año
siguiente me bautizé e hice mi Primera Comunión por obra y gracia de
Dios el día de Santa María Goretti en la capillita que lleva su nombre y
al año siguiente en enero recibí mi confirmación, unos años después mi
hermana menor se bautizó en la misma capillita y hace un año finalmente
mis padres recibieron el sagrado sacramento del matrimonio al cumplir
los 25 años de casados. Les comparto con muchísimo gusto esta
experiencia de mi vida, la cual me hace sentirme feliz porque aún en
estos dias y con 25 años de vida, sirvo a Dios en un grupo parroquial
para ayudar en la construcción de Su Reinio aquí en la tierra.
Dios los guarde y la Virgen Santísima los proteja, su hermana en Xto y María:
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