Confesiones de un antiguo masónMaurice
Caillet, venerable de una Logia francesa durante 15 años, desvela
secretos de la Masonería en un libro recién publicado por "LibrosLibres"
con el título "Yo fui masón".
Rituales, normas de funcionamiento interno, juramentos y la influencia
en la política de esta organización secreta salen ahora a la luz, en
particular las implicaciones del juramento que obliga a defender a otros
"hermanos" masones.
El volumen desvela también la decisiva influencia de la Masonería en la
elaboración y aprobación de leyes, como la del aborto, en Francia, de
la que él, como médico, participó activamente.
Caillet, nacido en Burdeos (Francia) en 1933, especializado en
Ginecología y Urología, practicó abortos y esterilizaciones antes y
después de que gozasen de amparo legal en su país. Miembro del Partido
Socialista Francés, llegó a alcanzar cargos de relevancia en la
Administración sanitaria.
¿Cuándo entra usted oficialmente en la Masonería?
A principios de 1970 me convocaron para una posible iniciación. Yo lo
ignoraba prácticamente todo acerca de lo que me esperaba. Tenía 36 años,
era un hombre libre y nunca me había afiliado a sindicato ni partido
político alguno. Así pues, una tarde, en una discreta calle de la ciudad
de Rennes, llamé a la puerta del templo, cuyo frontón estaba adornado
por una esfinge de alas y un triángulo que rodeaba a un ojo. Fui
recibido por un hombre que me dijo: "Señor, ha solicitado ser admitido
entre nosotros. ¿Su decisión es definitiva?, ¿está usted dispuesto a
someterse a la pruebas? Si la respuesta es positiva, sígame". Hice un
gesto de aquiescencia con la cabeza. Me puso entonces una venda negra
sobre los ojos, me cogió por el brazo y me hizo recorrer una serie de
pasillos. Empecé a sentir cierta inquietud, pero antes de poder
formularla oí cómo se cerraba la puerta detrás de nosotros...
En su libro "Yo fui masón" explica que la masonería fue determinante en la introducción del aborto libre en Francia en 1974.
La elección de Valéry Giscard d´Estaing como Presidente de la República
francesa en 1974 llevó a Jacques Chirac a ser elegido Primer Ministro,
teniendo éste como consejero personal a Jean-Pierre Prouteau, Gran
Maestre del Gran Oriente de Francia, principal rama masónica francesa,
de tendencia laicista. En el Ministerio de Sanidad colocó a Simone Veil,
jurista, antigua deportada de Auschwitz, que tenía como consejero al
doctor Pierre Simon, Gran Maestre de la Gran Logia de Francia, con el
cual yo mantenía correspondencia. Los políticos estaban bien rodeados
por los que llamábamos nuestros "Hermanos Tres puntos", y el proyecto de
ley sobre el aborto se elaboró con rapidez. Adoptada por el Consejo de
Ministros en el mes de noviembre, la ley Veil fue votada en diciembre.
¡Los diputados y senadores masones de derechas y de izquierdas votaron
como un solo hombre!
Usted comenta que entre los masones hay obligatoriedad de ayudarse entre sí. ¿Sigue siendo hoy así?
Los ´favores´ son corrientes en Francia. Ciertas logias tratan de ser
virtuosas, pero el secreto que reina en estos círculos favorece la
corrupción. En la Fraternal de los Altos Funcionarios, por ejemplo, se
negocian ciertas promociones, y en la Fraternal de Construcciones y
Obras Públicas se reparten los contratos, con consecuencias financieras
considerables.
¿Usted se beneficio de esos favores?
Sí. El Tribunal de Apelación presidido por un "hermano" se pronunció
sobre mi divorcio ordenando costas compartidas, en lugar de ponerlas
todas a mi cargo, y redujo la pensión alimenticia a la ayuda que debía
prestar a mis hijos. Tiempo después, tras tener un conflicto con mis
tres socios de la clínica, otro "hermano masón", Jean, director de la
Caja de la Seguridad Social, al enterarse de este conflicto, me propuso
asumir la dirección del Centro de Exámenes de Salud de Rennes.
¿Afectó a su carrera profesional el abandono de la masonería?
Desde entonces no he encontrado un puesto en ninguna administración pública o semipública, a pesar de mi rico currículum.
¿En algún momento tuvo amenazas de muerte?
Tras ser despedido de mi puesto de trabajo de la administración y
comenzar a pleitear contra dicha decisión arbitraria, recibí la visita
de un "hermano" de la Gran Logia de Francia, catedrático y secretario
regional de Fuerza Obrera, quien me dijo con la mayor frialdad que si
pleiteaba ante la magistratura laboral ‘ponía en peligro mi vida´ y él
no podría hacer nada para protegerme. Nunca imaginé que podría estar
amenazado de muerte por conocidos y honorables masones de nuestra
ciudad.
Usted era miembro del Partido Socialista y conocía a muchos de sus
"hermanos" que se dedicaban a la política. ¿Podría decirme cuántos
masones hubo en el Gobierno de Mitterrand?
Doce.
Y, ¿en el actual de Sarkozy?
Dos.
Para un ignorante como yo, ¿podría decirme cuáles son los principios de la masonería?
La masonería, en todas sus obediencias, propone una filosofía
humanista, preocupada ante todo por el hombre y consagrada a la búsqueda
de la verdad, aun afirmando que ésta es inaccesible. Rechaza todo dogma
y sostiene el relativismo, que coloca a todas las religiones en un
mismo plano, mientras que desde 1723, en las Constituciones de Anderson,
ella se erige a sí misma en un plano superior, como "centro de unión".
De ahí se deduce un relativismo moral: ninguna norma moral tiene en sí
misma un origen divino y, en consecuencia, definitivo, intangible. Su
moral evoluciona en función del consenso de las sociedades.
Y, ¿cómo encaja Dios en la masonería?
Para un masón, el concepto mismo de Dios es especial, y eso si es que
se le menciona, como en las obediencias llamadas espiritualistas. En el
mejor de los casos es el Gran Arquitecto del Universo, un Dios
abstracto, pero solamente una especie de "Creador-maestro relojero",
como le designa el pastor Désaguliers, uno de los fundadores de la
masonería especulativa. A este Gran Arquitecto se le reza, si se me
permite la expresión, para que no intervenga en los asuntos de los
hombres, y ni siquiera se le cita en las Constituciones de Anderson.
¿Y el concepto de la salvación?
Como tal no existe en la masonería salvo en el plano terrenal: es el
elitismo de las sucesivas iniciaciones, aunque éstas puedan considerarse
pertenecientes al ámbito del animismo, según René Guènon, gran
iniciado, y Mircea Eliade, gran especialista en religiones. Es, también,
la búsqueda de un bien que no se especifica en ninguna parte... puesto
que la moral evoluciona en la sinceridad, la cual, como todos sabemos,
no es sinónimo de verdad.
¿Cuál es la relación de la masonería con las religiones?
Es muy ambigua. En principio, los masones proclaman con firmeza una
tolerancia especial hacia todas las creencias e ideologías, con un gusto
muy marcado por el sincretismo, es decir, una coordinación poco
coherente de las diferentes doctrinas espirituales: es la eterna gnosis,
subversión de la fe verdadera. Por otra parte, la vida de las logias,
que ha sido mía durante 15 años, revela una animosidad particular contra
la autoridad papal y contra los dogmas de la Iglesia católica.
¿Cómo comenzó su descubrimiento de Cristo?
Yo era racionalista, masón y ateo. Tampoco estaba bautizado, pero mi
mujer Claude estaba enferma y decidimos ir a Lourdes. Mientras ella
estaba en las piscinas, el frío me obligaba a refugiarme en la Cripta,
donde asistí, con interés, a la primera misa de mi vida. Cuando el cura,
al leer el Evangelio, dijo: ‘Pedid y se os dará; buscad y hallaréis;
llamad y se os abrirá´, se produjo un choque tremendo en mí porque esta
frase la oí el día de mi iniciación en el grado de Aprendiz y la solía
repetir cuando, ya Venerable, iniciaba a los profanos. En el silencio
posterior -pues no había homilía- oí claramente una voz que me decía:
‘Bien. Pides la curación de Claude. Pero ¿qué ofreces?´.
Instantáneamente, y seguro de haber sido interpelado por Dios mismo,
sólo me tenía a mí mismo para ofrecer. Al final de la misa, acudí a la
sacristía y pedí Inmediatamente el bautismo al cura. Éste, estupefacto
cuando le confesé mi pertenencia masónica y mis prácticas ocultistas, me
dijo que fuera a ver al arzobispo de Rennes. Ese fue el inició de mi
itinerario espiritual.
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