miércoles, 19 de febrero de 2014

La pasion de Cristo (Testimonio de Jim Caviezel) Español.

Versículos Bíblicos sobre el Amor y la Amistad

Versículos Bíblicos sobre el Amor y la Amistad
Dios es amor.
–Apóstol San Juan. (I Juan 4:7)
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
–Jesús (Juan 3:16)
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. 
–Jesús (Mateo 22:37-40)
Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
–Apóstol San Juan (1 Juan 4:7)
Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos.
–Jesús. (Juan 15:13)
El perfecto amor echa fuera el temor.
–Apóstol Juan (1 Juan 4:18)
Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros. 
–San Pablo. (Romanos 5:8)
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
–San Pablo (Romanos 8:35-39)
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.
–San Pablo (1 Corintios 13:4-8)
Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
–San Pablo (Efesios 3:17-19)
Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.
–San Pedro (1 Pedro 4:8)
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido. 
–San Pablo (Efesios 5:26-33)
Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre.
–Apóstol San Juan (Apocalipsis 1:5)
Con amor eterno te he amado, por tanto, te prolongué mi misericordia.
–Jehová (Jeremías 31:3)
Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duros como el Seol los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían.
–Salomón (Cantares 8:6-7)
Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, que de buey engordado donde hay odio.
–Salomón (Proverbios 15:17)
En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia.
–Salomón (Proverbios 17:17)
El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano. 
–Salomón (Proverbios 18:24)
Más maravilloso me fue tu amor que el amor de las mujeres.
–Rey David (2 Samuel 1:26)
(Todas las citas bíblicas están en la versión Reina Valera 1960).
Ver también:
·                      Pasaje bíblico sobre la amistad (deuterocanónico, o “apócrifo”).
·                      Versículos bíblicos de paz y tranquilidad



lunes, 10 de febrero de 2014

quiero Adorarte

Disfrutemos de la adoracion con Dei Verbum

Vine a alabar a Dios (Dei Verbum)





laba a Dios con el Padre Martin Avalos
























Sacramento del altar (Dei Verbum)

espero te guste la labanza al pan vivo bajado del cielo

Tentacion

Sara torres mujer de Dios y alaba con el corazon a su creador

Nos vemos en la Eucaristia (sara torres)

Disfrutemos del Pan vivo bajado del cielo

Disfruta de una alabanza a nuestra Madre Maria

espero te inspire a amar mas a nuestra Madre Maria

Estaba pensando en ti (sara torres)

disfruta esta bella alabanza y a la vez medita con este vídeo como esta tu relación con tu creador y señor

jueves, 6 de febrero de 2014

Jesús predica la conversión

                              



                 
                    







Jesús predica la conversión





La conversión es un cambio profundo de la mente y del corazón. El que se convierte se da cuenta de que algo debe cambiar en su vida.
 
La predicación pública de Nuestro Señor Jesucristo empezó con una llamada a la conversión:
 «se han cumplido los tiempos y se acerca el Reino de Dios; convertios y creed en la Buena Nueva« (Mc. 1, 15) Más adelante irá explicando las características del Reino, pero desde un principio se advierte que hace falta una postura nueva de la mente para poder entender el mensaje de salvación. 

El amor de Dios es eterno











El amor de Dios es eterno, y por el tamaño de ese amor es que no nos desamparará jamás; vendrán tormentas y huracanes de pruebas, llenaremos nuestras vidas con maremotos de lágrimas, pero Él estará siempre junto a nosotros si nosotros permanecemos en Él; el mundo, nuestros amigos o nuestra propia familia podrá defraudarnos, pero el amor de Dios permanecerá siempre junto a nosotros.
Leamos la Palabra de Dios en Jeremías 31:1-14 “En aquel tiempo, dice Jehová, yo seré por Dios a todas las familias de Israel, y ellas me serán a mí por pueblo. El pueblo que escapó de la espada halló gracia en el desierto, cuando Israel iba en busca de reposo. Yave se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. ………………….”.
Por mucho tiempo algunos, por menos tiempo otros, hemos sufrido el trato del mundo en nuestras vidas; aún hoy, estando verdaderamente en el camino del Señor y por la simple razón de que debemos tratar con el mundo, o con aquellos que deberían haber cambiado sus actitudes pero no lo han hecho, continuamos sufriendo dolores y desengaños que el enemigo pretenderá usar para hacernos bajar los brazos y no continuar en el glorioso camino de Dios y haciendo su obra.
Juan, siendo ya anciano, y a través de su caminar apostólico, había acumulado una enorme experiencia con personas que conocieron a Cristo; con otros que decían seguirle pero con sus acciones daban muestras que para nada sus enseñanzas habían afectado sus vidas; y con todos aquellos que permanecían todavía en el mundo, ésa experiencia de Juan puede ser resumida en un versículo: “Todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” 1 Juan 2:16; así como Juan, puede que muchos de nosotros también hemos tenidos experiencias similares y pensamos de igual forma.
El demonio ha organizado el mundo bajo un sistema de maldad y egoísmo, “Todo” dice la Palabra, es decir que nada de lo que no esté bajo el gobierno del Señor, es bueno; ninguno que no entregó su vida totalmente al Señor puede decir que hace todo lo bueno, solo el Padre introduce en las vidas elementos espirituales capaces de evitar la acción del mal, solo el Padre cambia la vida a fin de no hacer maldad, solo confiando ciegamente en el Señor podremos vencer el egoísmo del mundo que nos lleva a hacer lo malo.
“El mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” 1 Juan 2:17, la vanagloria, el enriquecimiento dinerario, los deseos y anhelos de la carne como todas las cosas que el mundo establece como importantes o fundamentales son tan precarias y transitorias para los hijos de Dios, que no afectan su vida; pero el sistema del mundo hace que aquellos que viven sin Cristo, o quienes todavía tienen tinieblas en sus vidas, se aferren a estas cosas como lo mas preciado; se afanan por vivir, cuando están muertos en delitos y pecados, Efesios 2:1.
El demonio se ha encargado de sembrar cizaña en medio del trigo, Mateo 13:24-30, 38, el Señor nos advirtió de su existencia, esa cizaña son los adúlteros espirituales “Que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” Mateo 7:15; el enemigo muchas veces nos lanza estos dardos encendidos, estos que se dicen, pero no son hijos de Dios, a fin de que comprobemos por nosotros mismos si hemos tomado, y tenemos en buena posición, el escudo de la fe, Efesios 6:16, para que con él podamos ganar la buena batalla y perseveremos a pesar de todo “Con los ojos puestos en Jesús, el autor y consumador de la fe” Hebreos 12:2.
El enemigo emplea toda clase de artimañas para destruirnos, pero nosotros “Sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna” 1 Juan 5:20, sabemos en quien confiamos y por eso descansamos en él nuestra esperanza, esperando el cumplimiento de las promesas que ha entregado a cada uno de nosotros.
Tenemos la promesa sobre nosotros y nuestras familias, “Yo seré por Dios a todas las familias de Israel, y ellas me serán a mí por pueblo” vs 1 y es allí en donde descargamos nuestros dolores y tristezas, allí descansamos en nuestro futuro, con Él; el pueblo que escapó de la espada de Egipto halló gracia, quienes escapamos del egoísmo y la maldad del mundo también hemos hallado gracia y somos cubiertos del amor misericordioso y eterno de Dios; no eres tu solo, es también tu familia y la familia de tus vecinos y de tus amigos quienes alcanzarán la gracia de la salvación que nos brinda el Señor, pero no debes bajar tus brazos, no debes ceder al desánimo que nos produce ver el accionar de aquellos que no tienen a Cristo con que el enemigo te ataque
Puede que te sientas defraudado por la actuación de muchos que no supieron recibir la Palabra de Dios, lo entregaste todo y como no ves ahora frutos te sientes mal, pareciera que todo se ha derrumbado; pero en medio de su gracia, el Señor nos edificará en su amor para que vuelva sobre nosotros su gozo a fin de que vivamos alegremente nuestra vida cristiana, a pesar de las pruebas y de las luchas que vengan, a pesar de esos dardos encendidos que el enemigo nos envíe para hacernos retroceder; no importa lo pasado, no importa lo poco o mucho que perdimos a causa de la maldad y egoísmo que el mundo estableció como alternativa de crecimiento personal, solo debe importarnos la promesa que nos entrega el Señor: “Aún plantarás viñas…….; plantarán los que plantan, y disfrutarán de ellas” v 5.
El tiempo no se ha terminado, la tarea que debes hacer para el Señor aún no está concluida, aún plantarás las viñas que enriquecerán el reino de Dios con las almas alimentadas con Palabra de vida; tu eres un sembrador de la Palabra y no debes cesar en tu tarea pues llegará el momento en que verás los frutos de tu siembra; el Señor podrá un día levantar la cosecha de ese plantío que tu has hecho y traerá consigo su galardón, “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra” Apocalipsis 22:12.
Deja ya de mirar hacia atrás, deja de pensar en todo lo que podrías haber hecho y no hiciste, deja de pensar en el tiempo y las oportunidades que perdiste de ganar almas para el Señor; comienza a mirar hacia delante, hacia ese futuro que tienes por delante y que será mejor aún, porque “La gloria postrera de ésta casa será mayor que la primera, ha dicho Yave de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Yave de los ejércitos” Hageo 2:9; puede que hoy no veas a toda tu casa convertida al Señor, puede que no veas crecimiento en tu ministerio o que pareciera haberse cerrado el cielo mismo sobre ti, pero ahora es tiempo de mirar hacia delante solamente para seguir plantando la Palabra de Dios en cuanta tierra el Señor te ponga por delante, y ya vendrá el tiempo de disfrutar del trabajo realizado.
Quita la angustia que se produce en tu corazón por aquellos que se han alejado, ellos quizás no te comprendieron, quizás se dejaron vencer por el sistema de maldad del mundo al no estar protegidos con el escudo de la fe, quita tu angustia y tu dolor porque el Señor te dice: “He aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los reuniré de los confines de la tierra, y entre ellos ciegos y cojos” v 8; volverán aquellos que se alejaron porque estaban cojos y no se podían afirmar sólidamente en el camino, o los que parecían cojos pues un pie lo mantenían en el barro del mundo y no les permitía estabilizarse en las cosas de Dios.
Volverán también aquellos que se alejaron enceguecidos por los afanes de la carne que les hicieron preferir las cosas del mundo a las cosas de Dios; vendrán los que no confían o no conocen al Señor, ya que “El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” 2 Corintios 4:4.
El Señor reunirá a todos aquellos que en Él confían, “Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y correrán al bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite, y al ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor” v 12; el Señor derramará bendiciones , gozo y alegría a su pueblo, a ese remanente que sabe buscar a Dios a pesar de las dificultades con que el sistema de maldad del mundo les ataque.
“Y el alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi pueblo será saciado de mi bien, dice Yave” v 14.


CRISTO FUNDO UNA SOLA IGLESIA















CRISTO FUNDO UNA SOLA IGLESIA:
LA IGLESIA CATÓLICA 

Pruebas bíblicas e históricas
Nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre dio su vida en la Cruz para salvar a los hombres del pecado y el poder del demonio. Fundó su Iglesia para continuar su obra de salvación. Única y exclusivamente a esta Iglesia que El mismo fundó, confió su misión, su Evangelio, su autoridad y sus poderes divinos para predicar, bautizar, hablar en su nombre y salvar a los hombres. Sin embargo, dieciséis siglos después de Cristo, Martín Lutero, un sacerdote católico excomulgado, inventó la teoría de la libre interpretación de la Biblia. Este libre examen produjo unas 36,000 sectas diferentes y opuestas, que sin ningún derecho se apropiaron del Evangelio, utilizándolo contra la legítima Iglesia. Para hacerse aceptar, todas estas sectas pretenden ser de Jesucristo. Hoy en día muchos fundan "su iglesia" y "predican la Biblia" a su modo, haciendo "discípulos" y sembrando confusión y división entre los católicos ignorantes. ¿Sería fruto del Espíritu Santo de Cristo todo esto? ¿Reconoce Cristo a estas 36,000 iglesias como suyas o las rechaza puesto que El no las fundó y a nadie dio autoridad para fundarlas? Frente a la confusión y desorientación provocadas por las sectas y los falsos profetas, para no dejarse engañar y perderse eternamente (Mateo 7, 15-23) ¿Como saber con certeza cuál es la verdadera Iglesia que Cristo fundó? Este asunto necesita de reflexión, mucha buena voluntad y humildad.

martes, 4 de febrero de 2014

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2014









MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2014

Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza (cfr. 2 Cor 8, 9)




Queridos hermanos y hermanas:

Con ocasión de la Cuaresma os propongo algunas reflexiones, a fin de que os sirvan para el camino personal y comunitario de conversión. Comienzo recordando las palabras de san Pablo: «Pues conois la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza» (2 Cor 8, 9). El Astol se dirige a los cristianos de Corinto para alentarlos a ser generosos y ayudar a los fieles de Jerusalén que pasan necesidad. ¿Qué nos dicen, a los cristianos de hoy, estas palabras de san Pablo?
¿Q nos dice hoy, a nosotros, la invitación a la pobreza, a una vida pobre en sentido evangélico?

La gracia de Cristo

Ante todo, nos dicen cuál es el estilo de Dios. Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: «Siendo rico, se hizo pobre por vosotros». Cristo, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre; descenden medio de nosotros, se acercó a cada uno de nosotros; se desnudó, se “vac, para ser en todo semejante a nosotros (cfr. Flp 2, 7; Heb 4, 15). ¡Qué gran misterio la encarnación de Dios! La razón de todo esto es el amor divino, un amor que es gracia, generosidad, deseo de proximidad, y que no duda en darse y sacrificarse por las criaturas a las que ama. La caridad, el amor es compartir en todo la suerte del amado. El amor nos hace semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las distancias. Y Dios hizo esto con nosotros. Jesús, en efecto, «traba con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró
con voluntad de hombre, acon corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el
pecado» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. past.  Gaudium et spes, 22).

La finalidad de Jesús al hacerse pobre no es la pobreza en sí misma, sino —dice san Pablo— «...para enriqueceros con su pobreza». No se trata de un juego de palabras ni de una expresión para causar sensación. Al contrario, es una síntesis de la gica de Dios, la lógica del amor, la gica de la Encarnación y la Cruz. Dios no hizo caer sobre nosotros la salvación desde lo alto, como la limosna de quien da parte de lo que para él es superfluo con aparente piedad filantrópica. ¡El amor de Cristo no es esto! Cuando Jesús entra en las aguas del Jordán y se hace bautizar por Juan el Bautista, no lo hace porque necesita penitencia, conversión; lo hace para estar en medio de la gente, necesitada de perdón, entre nosotros, pecadores, y cargar con el peso de nuestros pecados. Este es el camino que ha elegido para consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria. Nos sorprende que el Apóstol diga
que fuimos liberados no por medio de la riqueza de Cristo, sino por medio de su pobreza. Y, sin embargo, san Pablo conoce bien la «riqueza insondable de Cristo» (Ef 3,
8), «heredero de todo» (Heb 1, 2).

¿Q es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libera y nos enriquece? Es precisamente su modo de amarnos, de estar cerca de nosotros, como el buen samaritano que se acerca a ese hombre que todos habían abandonado medio muerto al borde del camino (cfr. Lc 10, 25ss). Lo que nos da verdadera libertad, verdadera salvación y verdadera felicidad es su amor


lleno de compasión, de ternura, que quiere compartir con nosotros. La pobreza de Cristo que nos enriquece consiste en el hecho que se hizo carne, cargó con nuestras debilidades y nuestros pecados, comunindonos la misericordia infinita de Dios. La pobreza de Cristo es la mayor riqueza: la riqueza de Jesús es su confianza ilimitada en Dios Padre, es encomendarse a Él en todo momento, buscando siempre y solamente su voluntad y su gloria. Es rico como lo es un niño que se siente amado por sus padres y los ama, sin dudar
ni un instante de su amor y su ternura. La riqueza de Jesús radica en el hecho de ser el Hijo, su relación única con el Padre es la prerrogativa soberana de este Mesías pobre. Cuando Jesús nos invita a tomar su yugo llevadero, nos invita a enriquecernos con esta rica pobreza y pobre riqueza suyas, a compartir con Él su espíritu filial y fraterno, a convertirnos en hijos en el Hijo, hermanos en el Hermano Primogénito (cfr Rom 8, 29).

Se ha dicho que la única verdadera tristeza es no ser santos (L. Bloy); podríamos decir también que hay una única verdadera miseria: no vivir como hijos de Dios y hermanos de Cristo.

Nuestro testimonio

Podríamos pensar que este camino de la pobreza fue el de Jesús, mientras que nosotros, que venimos después de Él, podemos salvar el mundo con los medios humanos adecuados. No es así. En toda época y en todo lugar, Dios sigue salvando a los hombres y salvando el mundo mediante la pobreza de Cristo, el cual se hace pobre en los Sacramentos, en la Palabra y en su Iglesia, que es un pueblo de pobres. La riqueza de Dios no puede pasar a través de nuestra riqueza, sino siempre y solamente a través de nuestra pobreza, personal y comunitaria, animada por el Espíritu de Cristo.

A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza. Podemos distinguir tres tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual. La miseria material es la que habitualmente llamamos pobreza y toca a cuantos viven en una condición que no es digna de la persona humana: privados de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad como la comida, el agua, las condiciones higiénicas, el trabajo, la posibilidad de desarrollo y de crecimiento cultural. Frente a esta miseria la Iglesia ofrece su servicio, su diakonia, para responder a las necesidades y curar estas heridas que desfiguran el rostro de la humanidad. En los pobres y en los últimos vemos el rostro de Cristo; amando y ayudando a los pobres amamos y servimos a Cristo. Nuestros esfuerzos se orientan asimismo a encontrar el modo de que cesen en el mundo las violaciones de la dignidad humana, las discriminaciones y los
abusos, que, en tantos casos, son el origen de la miseria. Cuando el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia de una distribución justa de las
riquezas. Por tanto, es necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al compartir.

No es menos preocupante la miseria moral, que consiste en convertirse en esclavos del
vicio y del pecado. ¡Cuántas familias viven angustiadas porque alguno de sus miembros —a menudo joven— tiene dependencia del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía!
¡Cuántas personas han perdido el sentido de la vida, están privadas de perspectivas para el futuro y han perdido la esperanza! Y cuántas personas se ven obligadas a vivir esta miseria
por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud. En estos casos la miseria moral bien podría llamarse casi suicidio incipiente. Esta


forma de miseria, que también es causa de ruina económica, siempre va unida a la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor. Si consideramos que no necesitamos a Dios, que en Cristo nos tiende la mano, porque pensamos que nos bastamos a nosotros mismos, nos encaminamos por un camino de fracaso. Dios es el único que verdaderamente salva y libera.

El Evangelio es el verdadero antídoto contra la miseria espiritual: en cada ambiente el cristiano es llamado a llevar el anuncio liberador de que existe el perdón del mal cometido, que Dios es más grande que nuestro pecado y nos ama gratuitamente, siempre, y que estamos hechos para la comunión y para la vida eterna. ¡El Señor nos invita a anunciar con gozo este mensaje de misericordia y de esperanza! Es hermoso experimentar la alegría de extender esta buena nueva, de compartir el tesoro que se nos ha confiado, para consolar los corazones afligidos y dar esperanza a tantos hermanos y hermanas sumidos en el vacío. Se trata de seguir e imitar a Jesús, que fue en busca de los pobres y los pecadores como el pastor con la oveja perdida, y lo hizo lleno de amor. Unidos a Él, podemos abrir con valentía nuevos caminos de evangelización y promoción humana.

Queridos hermanos y hermanas, que este tiempo de Cuaresma encuentre a toda la Iglesia dispuesta y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral y espiritual el mensaje evangélico, que se resume en el anuncio del amor del Padre misericordioso, listo para abrazar en Cristo a cada persona. Podremos hacerlo en la medida en que nos conformemos a Cristo, que se hizo pobre y nos enriqueccon su pobreza. La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos ha bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele.

Que el Espíritu Santo, gracias al cual «[somos] como pobres, pero que enriquecen a muchos; como necesitados, pero poseyéndolo todo» (2 Cor 6, 10), sostenga nuestros propósitos y fortalezca en nosotros la atención y la responsabilidad ante la miseria humana, para que seamos misericordiosos y agentes de misericordia. Con este deseo, aseguro mi oración por todos los creyentes. Que cada comunidad eclesial recorra provechosamente el camino cuaresmal. Os pido que recéis por mí. Que el Señor os bendiga y la Virgen os guarde.

Vaticano, 26 de diciembre de 2013

Fiesta de San Esteban, diácono y protomártir





FRANCISCO