sábado, 1 de febrero de 2014

Hablemos de la herencia de Dios






Hoy comenzamos una nueva aventura, vamos a escalar el Sinaí, para ir a la presencia de Dios, en medio de obstáculos. La meta de esto es tener devoción y tiempo con Dios, sin tradiciones, sino con la guía de la Palabra de Dios, como mapa, la oración como brújula y el Espíritu Santo como el Guía clave. Hace pocos días mi hija adolescente me preguntó: Papá, ¿Qué es un devocion? Le conteste, es un tiempo de devoción para buscar a Dios en la lectura, meditación de la Biblia y la oración para obedecer al Señor Este tiempo de devoción es clave para el crecimiento de la espiritualidad cristiana, para que el creyente en Cristo, aprenda a caminar con Dios en la llenura del Espíritu Santo. Marcos 12:30 dice: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas". Hoy más que nunca tenemos que amar a Dios con todo el corazón, con todo nuestro ser, porque es un mandamiento divino y porque queremos amar a Dios. Al caminar a la montaña, tenemos que ir con una actitud mental positiva y realista, con el anhelo profundo de llegar a la meta. Una caminata así demanda ropa adecuada, un guía que conozca la ruta, como el Espíritu Santo, es decir debemos orar a Dios en cada encuentro. Luego, es vital seleccionar un libro de la Biblia, puede ser los Salmos, en este caso meditamos en breve en el mandato de “amar a Dios”, es decir en tener la disposición, el carácter, el tiempo y el deseo de adorar, servir y obedecer al Señor. Es muy importante que usted, ponga en su agenda y tiempo la prioridad número uno de amar y buscar a Dios en oración. Hay una tradición o credo humano a dejar, no busque a Dios, sólo en la angustia, sino búsquelo siempre, cuando esta bien, o cuando hay crisis. La semana pasada necesitaba dinero, ore al Señor y deje en sus manos que esto no me distraiga de Dios, el Señor contestó y proveyó... Ahora consideremos este primer aspecto: 1. LA DEVOCIÓN DEL AMOR A DIOS “El segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo". No hay otro mandamiento mayor que estos”. (Marcos 12:31) Mi amigo(a), Una vez que amamos de corazón al Señor, con toda pasión y vigor; debemos amar al prójimo como a sí mismo. El amor al vecino, es un amor puro, pero no ingenuo. La devoción del amor a Dios, se manifiesta de diversas maneras: Uno, al amar a Dios, con toda nuestra personalidad, pero evidenciada por la obediencia a su Palabra, a su voluntad. De que sirve decir que amamos a Dios y no cumplimos sus mandatos. Dos, se evidencia ese amor, al pensar en Dios, al tener ese anhelo por las misiones, al entregarse por amor a los necesitados de ser salvados y ser perdonados en Cristo. Por eso ese amor es profundo como señala Juan 3: 16. al Compartir este amor, estamos amando como el Señor. Tres, la devoción al amor a Dios, se nota al buscar el bienestar del prójimo, al desear el bien, al cuidar la naturaleza, al no asesinar, sino al buscar que nuestro vecino tenga esa paz, que tenemos en Cristo. Cuatro, es hora de mostrar ese amor divino, a nuestros seres queridos, que no tienen o no saben que Dios nos busca, nos ama y desea el bien para estar en paz con Él. Es vital compartir esas buenas noticias de paz y perdón en Cristo. Cinco, debemos anhelar la presencia del Señor, para parecernos a Él, en pensamiento, palabra y obra. Tengo que reconocer que necesito a Cristo y que me hace falta esa pasión por los necesitados de Él. Esta era llena de activismos, es nuestra mayor competencia, y la rutina de la vida puede traer negligencia para adorar al Señor. Busque a Dios de todo corazón, que esa sea su prioridad de vida. El tiempo con Dios es vital y necesario para nuestra espiritualidad cristiana. Siga orando para que el Señor nos use. ORACIÓN: Padre perdona mi rutina, guíame a adorar cada día más... A continuación considere este segundo aspecto: 2. LA DEVOCIÓN EXPRESADA EN ORACIÓN “Cual ciervo jadeante en busca del agua, así te busca, oh Dios, todo mi ser”. (Salmo 42:1) A lo mejor usted desea conocer la palabra devoción, el diccionario de la Real Academia Española, dice: “Prontitud con que se está dispuesto a dar culto a Dios y hacer su santa voluntad”. Leí alguna vez que los ciervos, o venados pueden detectar el agua a 15 Km. de distancia y jadean o braman cuando tienen sed. Al igual que estos animales, el rey David se compara como necesitado de Dios. El ciervo jadea por agua, porque tiene sed, así mismo debemos buscar a Dios con una profunda sed, por una profunda necesidad de Dios mismo. Es vital esa búsqueda, del Señor. Una cosa es buscar a Dios, cuando estamos necesitados de dinero, de la salud, que nos ayude en una angustia; otra muy distinta es buscarlo, de corazón porque nuestra persona necesita saciar su sed y anhelo en Él. Necesitamos adorar al Señor, porque solamente Él es digno de toda Gloria y Honra y por esto nos postrarnos reconociendo que es Señor de nuestra vida. Como dice la canción, “Solamente a ti sea, la Gloria, Señor, Alabanza y la adoración, que toda lengua confiese que tú eres Señor, toda rodilla se doble ante Dios, porque eres digno de adoración, que toda lengua confiese que tú eres Señor”. Rinde culto al Señor, ofrece tu vida, y postrado ante Dios, dedica tu vida, tiempo, persona y dinero para hacer su voluntad, para hacer la Misión Divina, de proclamar vida en Cristo. Ore para que el Señor nos use, a fin de motivar a una devoción a Dios... ORACIÓN: Padre, perdona mis tradiciones, mis rutinas, y mi búsqueda de cosas, cuando tú eres más importante que todo lo que necesitamos. Toma control de mi vida y guíame a adorarte y saciar mi sed de ti, para conocerte y amarte más cada día, en Cristo Jesús, Amén. Nos toca ahora este tercer aspecto: 3. LA DEVOCIÓN A LA PALABRA DE DIOS “Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón”. (Hebreos 4:12) La devoción es esa pasión a Dios, a su Palabra, para obedecerla, para oírla y practicarla. El tiempo a solas con Dios, no es un llamado a ser anacoretas, alejados del mundo, sino creyentes, que aman a Dios, pero que escuchan su voz y luego salen al mundo para ser sal y luz. Meditemos en el texto de arriba, “Porque la palabra de Dios tiene vida y poder”. No es un texto “sagrado”, muerto, que motiva a la violencia, ni engaña al prójimo para beneficiarse de la víctima. La Biblia es Palabra de Dios, para acercarnos a Dios, adorarlo y servirlo, porque la Palabra tiene vida y poder para cambiar nuestras malas actitudes. Note la figura: “Es más cortante que cualquier espada de dos filos...” El pasado mostraba dagas de doble filo; ahora armas cortantes de última tecnología pero la Biblia, las supera en corte a todas. Esto me recuerda al cuchillo de mi casa, mi esposa me pide siempre que le saque filo al cuchillo; tomo el afilador, colocó el cuchillo en una y luego en otra posición, lo usamos y corta por un tiempo, luego hay que seguir afilándolo. No así la Biblia, siempre está cortando todo mal. “...y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona”. ¿Qué libro puede hacer esto? Penetra dando vida a la persona para que ame a Dios, para que obre con honradez, y sea útil a la nación. “...y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón” Que libro para majestuoso y terrible, porque juzga lo que pensamos, bien dijo Gabriela Mistral: “tu desnudez asusta a los hipócritas”. Este Ministerio, honra la Palabra de Dios, ore a favor nuestro. ORACIÓN: Gracias Señor por tu Palabra, guíame a obedecerla... Finalmente, este cuarto aspecto: 4. LA ADORACIÓN EN LA DEVOCIÓN Amigo(a), una devoción sin adoración, es como un matrimonio sin la comunión y pasión de cónyuges, es como un churrasco de carne, sin la respectiva carne. La adoración del alma y cuerpo es vital al amar a Dios. Bien dice el Salmo 145:1-3, “Te exaltaré, mi Dios y rey; por siempre bendeciré tu nombre. Todos los días te bendeciré; por siempre alabaré tu nombre. Grande es el Señor, y digno de toda alabanza; su grandeza es insondable”. Al tener comunión con Dios, es vital, la exaltación al Señor como Dios y Rey, porque Él reina y tiene todo bajo control. Hay comunión, promesa y gratitud al bendecir el nombre de Dios, al alabarlo cada día y siempre. Al estar en la presencia de Dios, tenemos que reconocer su soberanía y su grandeza, Él es Grande, dice una canción cristiana: “Grande es Dios... exaltaré su nombre”. Hay días, vacíos, en dónde uno puede confesar al Señor su falta de Dios por la rutina de la vida. Es allí donde podemos confesar nuestro pecado de desidia, de rutina y activismo, incluso de la obra, pero nos falta tener comunión con el Señor de la obra. Dios es digno de toda la alabanza, su grandeza es insondable, no la podemos explicar con palabras. Bien señala otra canción: El amor de Dios es maravilloso, tan alto que no puedo ir arriba de Él; profundo que no puedo ir debajo de Él, tan grande que no puedo ir afuera de Él; tan grande es el amor de Dios; y por todo esto, Él es Grande. Ahora, pasemos a la presencia del Señor con actitud de reverencia, de anhelo por contemplarlo, de aprender de Él, sí, porque a veces creemos que por ser creyentes en Cristo, como que no necesitamos de Dios, que podemos buscarlo rápidamente, impulsivamente, pero que locura, es vital la frescura y el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas.

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