sábado, 21 de junio de 2014

LA HISTORIA DE UN MILAGRO.

LA HISTORIA DE UN MILAGRO.
Nuevos avances
EXCESO DE DIOS
La historia de un "GRAN MILAGRO"
Era un viernes de marzo de 2014, por cierto bastante frío, el tiempo transcurría en el aeropuerto “El Dorado en Bogotá Colombia” de una manera lenta; el avión estaba retrasado y por tal motivo estábamos esperando el llamado para abordar y así iniciar una misión en algún lugar del mundo.
Mi compañero de misión de repente dijo: -¡Quiero tomarme un tinto, un buen café colombiano! así que nos decidimos a buscarlo, caminábamos hacia las cafeterías, cuando de repente una persona de aproximadamente 25 años de edad fijo su mirada en mi hábito azul y se dirigió hacia donde yo estaba y aquel hombre preguntó: -¿Es usted sacerdote? pregunta a la cual respondí: -¡No hermano, yo soy religioso, fraile de una comunidad de la Iglesia católica! Esta persona con una mirada bastante profunda, suspiro y como si desde lo más profundo de su ser se hubiese desprendido algo respondió con agresividad: -¡No me llame hermano, que yo soy satánico! Voltee la mirada hacia mi amigo, él muy prudentemente se alejó un poco, para que yo hablara con aquel joven que Dios, la vida y el destino mismo habían puesto en mi camino por alguna razón y, no lo podía dejar ir sin que fuera impactado por una palabra poderosa que cambiara su vida y se entregará a Jesucristo.

Cuando mi compañero de misión se alejó, aquel joven me dijo: -¿A usted no le da miedo lo que le estoy diciendo? yo respondí: -¡No hermanito!, Dice la Sagrada Escritura en el libro de los Romanos 5, 20: “que donde abundó el pecado, sobreabunda la gracia de Dios" y en mi adolescencia yo también cometí ese grave error. Aquel joven centró su mirada, oscura y profunda sobre la mía y de repente como si una luz brillara dentro de su ser, como si la vida misma de Dios se estuviera desprendiendo dentro de su interior, como si las especies inteligibles de la misericordia Divina lo estuvieran arrastrando hacia el amor, sacudió su cabeza diciendo: -Mañana en la noche tengo que pactar con el diablo; yo clave mi mirada en sus ojos preguntándole: -¿usted tiene ahí la santa hostia? Una lágrima brotó por su mejilla izquierda y dijo: -¡Sí!, ayer fui a misa en Fontibón, cerca de donde la secta satánica hace sus reuniones y me la robé.
Un escalofrío sacudió las fibras más íntimas de mi ser, haciendo que una especie de corriente me transitara de la cabeza hasta la punta de los pies. Me vi reflejado en este joven, que no sabía para donde correr. Si el volvía a su secta, inevitablemente tenía que volverse, convertirse en un idiota útil del diablo, pero sino volvía; corría peligro de muerte. De repente viví como un dejavu; Vino a mi mente algo que había leído cuando tenía 17 años, lo que ellos -los satánicos llaman “la biblia negra”; escrita por Lavey en abril del 69; debido a este libro se inauguró para el mundo, el satanismo contemporáneo y allí el señor Lavey como lo llamaban sus seguidores, este hombre dice que: “sin hostia consagrada, no hay un Dios a quien verdaderamente insultar."
Recapacité, volví en mi y le dije: -hermano, no cometa ese error, si usted pacta con el diablo se va a condenar, usted y yo sabemos que el infierno existe y que la condenación eterna es algo terrible, ¡yo sé que a usted le han dicho que a los 5 años de haber pactado se tiene que matar, quitarse la vida como ofrenda al diablo, para que así venga como demonio a proteger a los miembros de la secta, pero eso es mentira, el diablo está haciendo como los malos políticos de este país, campaña por su alma. Hermano, no vote por él, mejor entréguele su vida a mi Señor Jesús, que es fiel y le puede dar vida y vida en abundancia! él joven lloró, estaba desesperado, atribulado, no sabía qué hacer, levantó su vista al cielo, tocando su rostro y frotando su cabeza me dijo: -¡no sé porque lo busque padre! lo cual con emoción y mirándole fijamente le respondí: -¡usted no me busco, Dios lo está buscando a usted hermano, Dios no quiere que un hijo suyo se pierda, Dios no quiere que un templo vivo del Espíritu Santo cometa un error de esa magnitud, se lo repito entréguele su vida a mi amado Jesús, y él lo levantará como las Águilas, le dará fuerza de búfalo, y enviará ángeles alrededor suyo para que lo protejan y que su pie no tropiece con piedra alguna, hermano deje que Jesús tome control de su vida y entrégueme la Santa Hostia, por el amor de Dios, entréguemela!
Un avión estaba despegando y el joven desvió su mirada hacia la pista, dos policías cruzaban, un padre con su pequeño subía las escalas, dos mujeres sonreían a grandes voces y él, parado en medio de este aeropuerto, no sabía que decisión tomar; por un momento pensé que iba a salir corriendo para perderse en el horizonte y profanar el cuerpo Santo y Divino de mi amado Jesús presente de una manera real en la Santa Hostia consagrada por el ministro católico. Pero no, en sus ojos crecía la luz del evangelio, en su cuerpo estaba presente Dios mismo, yo quería saber en qué lugar la tenía, pensé en gritarles a los policías: ¡Señores agentes, este hombre, en algún lado de su cuerpo, el algún lugar este satánico, tiene una Hostia santa, está realmente presente Dios, y en potencia está siendo profanado, requísenlo, desnúdenlo y rescaten a mi señor, rescaten a mi Dios que se hizo carne en este pan y es tan hermoso que está confiando aún es este hijo suyo!
Pero no, no podía hacer eso, él, por alguna extraña o Divina razón había confiado en mí, yo era el instrumento, ¿por qué? No lo sé. Pero yo era el instrumento del cual Jesús se estaba valiendo para la salvación de esta persona y no podía defraudar a mi Dios que me había confiado tan magnífica empresa.
Así que volví a mirarlo a los ojos, pero creo que estaba tan desesperado que le vi el alma, un aliento lleno de oscuridad, de tribulación, un alma ennegrecida por el pecado mortal, oscura por haberle dado rienda suelta a las apetencias de la carne y por sofocar dentro de él, al Espíritu Santo, al Divino Espíritu de Dios que lo habitaba desde el bautismo. Yo sabía que en él, estaba Jesús, realmente él, era un sagrario vivo, él, era un portador de Cristo, la luz del mundo, el Señor de los señores, el Rey de reyes, el camino, la verdad, la vida y si Jesús estaba en él, lo arreglaría todo, así que hice una oración mental, le pedí con todas las fuerzas de mi fe, le dije: --ilumínalo a través del corazón de tu dulcísima madre; la Rosa Mística y continúe diciendo: -ven Señor Jesús a su corazón y llénalo de tu luz; por esta razón, no le quitaba la mirada; yo sabía que lo estaba escudriñando, que lo estaba interpelando y no era yo, era Jesús actuando en mí, era Él, el que estaba amando a este joven y era Jesús en él, que lo había atraído hacia mí.
Le volví a decir: -¡hermano deme la santa hostia." Por tercera vez le repetí: -por el amor de Dios, entrégueme la santa hostia. Una Luz brilló en él, la luz del mundo ilumino su ser y como si me fuera a entregar algo precioso, valioso, frágil y delicado para él; metió su mano bajo su saco rojo, y del bolsillo izquierdo de su camisa, cerca de su corazón, sacó a Jesús. Yo sentí como si Jesús mismo no se quisiera alejar de ese corazón, pero supe que ya lo había iluminado, que la luz de la misericordia de Dios que nos lleva al arrepentimiento y contrición de corazón estaba en él.
Baje mi mirada y en su mano temblorosa estaba mi Señor y Salvador, pensé en arrodillarme, adorarlo y contemplarlo pero una voz me dijo: -hijo mío, sálvame. Y replique -¿Yo señor? un cúmulo de pelos, carne y huesos, salvar al Salvador del mundo; Me sentí el ser más pequeño del universo, el más insignificante, pero el instrumento que Él había escogido para ser rescatado de las manos de este hombre, y de los insultos de estos satánicos que lo esperaban con anhelo, con ansias, con deseo, pero no para adorarlo, al contrario, para profanarlo, para blasfemarlo, para cometer un sacrilegio; ellos sabiendo que Él está realmente presente en la eucaristía; puesto que el "sacerdote" satánico antes de profanar la santa hostia dentro del cuerpo de una mujer desnuda, pronuncia unas palabras terribles. Tomando la hostia y levantándola en sus manos, dice: -Jesús, quieras o no, te tienes que quedar aquí. Así que de inmediato actúe, alargue mi mano y tome a mi Dios, lo acogí en mis manos desnudas, y pensé: -Oh Dios mío, amor de mis amores, te adoro, espero y te amo, por aquellos que no te adoran, no esperan y no te aman. Cuanto ansiaba tener un corporal o un purificador para cubrir a mi Jesús y no tocarlo directamente con mis manos temblorosas y sudorosas; pero tenía que hacerlo, así que puse mi mano cerrada y temblorosa debajo del escapulario de mi hábito y le dije al joven: -¿Ahora que va a hacer? Y él me dijo: regresare al pueblo de donde nací; dando la espalda se fue, le llame y dije: -Frederick. él regreso. Y dije -Guarde mi número de celular y me llama si necesita algo. Él lo anotó en una servilleta y partió sin dejar rastro alguno.
Mientras él partía, yo lo veía perderse en el horizonte, y una voz llamaba para abordar el avión que estábamos esperando. Así que no hicimos caso omiso al llamado y nos dirigimos hacia la puerta, mi compañero de misión me dijo: -¿por qué tan pensativo Fray? Y yo saqué mi mano debajo de mi hábito y le mostré la Santa Hostia consagrada por un ministro católico y que había sido robada y rescatada de las manos de un satanista; mi compañero en un acto de amor exclamo: -señor mío y Dios mío y lo adoró con ternura; Después me preguntó: -¿Ahora qué piensa hacer? a lo cual le respondí: -voy a notificarlo a mi superior, para que me dé luz y así saber qué puedo hacer; Saqué mi celular y le tomé una foto a mi mano temblorosa, a la mano más dichosa del mundo, puesto que no es una mano consagrada para tomar a Jesús; esta mano no había sido consagrada sacerdotalmente porque su dueño, había decidido entregar tres años a la misión itinerante para llevar el Reino de Dios a través de la palabra al mundo entero y no había cumplido con el estudio que la Santa Madre Iglesia Católica pide para la ordenación de un presbítero.
-Cuanto me hubiera gustado ser presbítero para mediante el sacramento de la reconciliación y en el nombre del Señor Jesús, absolver a este hermano mío, que estaba metido en el satanismo, cuanto me hubiese gustado ser sacerdote para ser digno de tomar a mi Jesús en mis propias manos consagradas por Él y para Él- mediante una aplicación que descargue en mi celular, notifique este acontecimiento a mi superior, le envíe la fotografía de mi mano sudorosa y del mismo Dios en ella.
Él me dijo que tuviera cuidado, que en la última reunión del clero en la diócesis el obispo había hablado de eso, de personas que buscaban hostias sin consagrar y que se hacían pasar por satánicos para pedir dinero, que tuviera mucho cuidado. Yo no sabía qué hacer, así que le escribí a mi mejor amigo; un sacerdote que hace su pastoral en uno de los países más pobres del mundo, que sin ser ciudadano de este país, se ha entregado como un verdadero libertador y transformador de una sociedad que realmente necesita del amor de Dios, y él muy sabiamente me pidió que no la consumiera, que esta persona la podía haber envenenado, y yo podía ser una vitrina de una secta satánica, que mejor la llevara conmigo y cuándo llegara al país al cual iba a predicar, la pusiera en un vaso con agua, y que al perder la forma, la pusiera en una planta, -a mi mente vino una clase de derecho canónico, donde el maestro explicaba que antes del concilio Vaticano II, existía un lugar llamado piscina, para depositar las santas formas o los residuos de las mismas, que se presentan en estos casos o cuando una santa forma cae al suelo-.
Pero yo, no estaba en una parroquia, ni mucho menos tenía un relicario, así que saqué mi pañuelo y puse a mi Jesús al lado de mi corazón, para que me iluminara en este viaje. Abordamos el avión, este se dirigía hacia Panamá, una conexión internacional, el vuelo había salido una hora después de lo previsto, una hora que tal vez el mismo Jesús había preparado para ser salvo de las manos de esta satanista, una hora que yo le llamaría, la hora de la misericordia.
El vuelo continuaba, mientras tanto a mi mente llagaban muchos pensamientos. -¿Será que este hombre era un mentiroso, será que está envenenada? Pensé Dios mío ilumíname, si estás aquí déjame sentirte, Señor mío y Dios mío, sino eres tú, estoy adorando un pesado de pan, estoy cometiendo un acto de idolatría, Señor háblame. Fue algo extraño lo que paso, no sentí nada místico, ni mucho menos escuche la voz de Dios, sólo vino a mi mente una historia que me había contado mi director espiritual, él, en una de sus direcciones me hablo del doctor angélico, santo Thomas de Aquino, me dijo: -un día Santo Thomas estaba en la biblioteca estudiando y de repente llegó un hermano lego diciendo, Fray Thomas una vaca está volando, y el santo salió a ver el acontecimiento y no vio nada, por tres ocasiones más el mismo hermano lego le dijo lo mismo y el santo doctor salía a ver la vaca que volaba; entonces el lego le dice, si sabes que te estoy mintiendo por qué razón sales a verla, a lo que Santo Thomas respondió, ¡prefiero creer que las vacas vuelan y no que los cristianos mientan!. Así que me dije, -¡no siento nada pero prefiero creer a no creer!
Al llegar a Panamá, perdimos la conexión al país que nos dirigíamos, la empresa que nos transporto dijo que hasta el otro día a las 7 am salía el primer vuelo; Dios mío, que angustia, teníamos que estar al otro día a esa misma hora iniciando un retiro, un seminario de vida en el Espíritu Santo. Yo pensé: -¿ahora qué hacemos? yo había arreglado el vuelo para llegar a los Ángeles California y viajar toda la noche hacia un pueblo en la bahía, cerca de san Francisco, tenía que tomar el material que se usa para la evangelización y a otros dos misioneros que están en la pastoral, si las cosas eran así, y llegábamos a la 1 pm a los ángeles eso quería decir que no podíamos llegar al seminario a tiempo.
Un padre que venía en el mismo avión y que se encontraba con una situación similar a la nuestra, pues la única diferencia era que el destino final suyo era Los Ángeles California, nos preguntó, que íbamos a hacer; yo le dije: -pedirle a la aerolínea que nos deje en san Francisco, puesto que es lo más cerca, el Padre sonrió y dijo: -muchacho, esta empresa no va hasta allá y por mucho los dejarán en los ángeles, sin embargo nos dirigimos hasta la ventanilla e hicimos la petición, fue algo asombroso, nos atendieron sin ningún problema y nos dieron todo lo apetecido; el padre asombrado pronunció una palabra que hizo parte central de la predicación del retiro y el título de este escrito, el padre dijo: -¡Esto si es exceso de Dios!
Pero como no iba a ser exceso de Dios, si Él mismo estaba con nosotros, su cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad estaban cerca de mi corazón. Nos enviaron a un hotel donde pasamos esa noche, un hotel hermoso, algo grande, lujoso, donde las gentes llenas de joyas y de dinero se paseaban por los grandes pasillos del mismo; pero sabía que la riqueza más grande la tenía yo, en mi humilde pañuelo, cerca de mi corazón.
Esa noche descansamos y dormimos como reyes, como no, si somos hijos del Rey, pero no conciliamos el sueño, sin antes adorar al Señor de señores. El despertador sonó a las 5:00 am, nos levantamos he iniciamos un largo viaje hacia san Francisco California, pasando primero por los ángeles, mientras nosotros descansábamos los dos compañeros de misión viajaban durante la noche, para así predicar el primer día de retiro y vivir en sus ministerios el "exceso de Dios."
Fue un viaje extenso, que se alargó más de lo normal puesto que llegamos a las 7:00 pm a San Francisco, muy tarde para unirnos al retiro, viajamos a un pequeño pueblo del cual me reservo el nombre, pero sin saberlo iba a ser testigo de "un gran milagro"
Llegamos exhaustos, sobre las 9:00 pm, al hogar de unos servidores de la palabra y al llegar hablamos, nos conocimos, segunda vez en la vida que nos veíamos, ya nos habíamos visto en otro retiro, pero en este ellos eran los organizadores, hablando nos contaron que eran ministros extraordinarios de la Eucaristía, así que les conté lo que había pasado el día anterior con el satanista y procedimos a depositar la Santa Hostia en un vaso con agua, siguiendo el concejo de mi amigo el sacerdote.
Nos dirigimos a descansar, pero no sin antes adorarlo a Él, en medio de la noche sentía una gran paz, me sentía como si fuera un héroe que había Salvado al mismo Dios de ser profanado, insultado y blasfemado; claro que si Dios no hubiera puesto en ese joven el deseo de hablarme, de acercarse a mi, en ese mismo momento estaría siendo profanado, insultado y maldecido por los miembros de esa secta satánica, pero Él es bueno, y todo lo sabe; no por virtud ni por mérito propio, pero así me sentí, un súper héroe.
Amaneció y el despertador sonó a las 6:00 am, nos preparamos espiritual y físicamente para unirnos al segundo y último día de retiro, que a mi parecer ha sido uno de los más ungidos por el Espíritu Santo, en realidad creo que en aquel pueblo californiano hubo "exceso de Dios." Él, ha estado grande con nosotros y estamos alegres, esta fue la última frase que se pronunció.
Apenas acabamos el retiro, sobre las 8:00 pm, y después de compartir con nuestros hermanos servidores, partimos por tierra a los Ángeles California, viajamos toda la noche, orando, alabando y durmiendo, viajamos por más de 6 horas, llegamos al destino, nos bañamos e inmediatamente salimos para el aeropuerto, puesto que teníamos el vuelo de regreso a nuestra amada Colombia.
En la mente estaba mi Señor, que había quedado en aquel vaso con agua, me preguntaba si ya había perdido la forma y lo habían puesto en una planta, con un pequeño flash back de recuerdos así concluye mi viaje de regreso a Casa.
Días después, estando en Clase en mi Universidad donde me formo para ser
Sacerdote; llega un mensaje y el contenido me deja estupefacto, sorprendido, anonadado, simplemente paralizado, el mensaje era de una de las personas con la cual compartimos el retiro, una de ellas que habitaba en aquella casa llena de bendición, me notifica en letras: -“la Santa Hostia que estaba en el vaso con agua se había transformado en carne, en la misma carne de Dios. Que un milagro eucarístico había sucedido”. Gloria a Dios jadeo mi alma a dicha mención electrónica.
Gracias a esta amada inspiración y a los acontecimientos que viví desde mi itinerario de Colombia a este pueblo de la Bahia cerca de San Francisco California, decidí relatar este suceso que Dios me permitió presenciar, hoy les recuerdo, que en alguna parte de los Estados Unidos de Norte América, que un grato pueblo cerca de la bahía, es testigo de "Un Milagro Eucarístico" allí se adora a Jesucristo en su santo y divino cuerpo y donde cabe tildar que allí hubo "exceso de Dios."

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