jueves, 19 de octubre de 2017

FORO CATOLICO

Pío IX y el Milagro de Oriente: Miles conservaron la Fe en secreto durante 250 años sin sacerdotes, misa o confesión

octubre 19, 2017
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La oración, el Catecismo oral y una profecía los mantuvieron fieles.
(Tomado de Settimo Cielo de Sandro Magister; traducción de Helena Faccia Serrano)
En 1865 unos misioneros abrieron la primera iglesia católica en Japón después de 240 años de persecución. Acudieron unos japoneses, cristianos escondidos, que habían mantenido la fe en secreto durante dos siglos y medio, sin sacerdotes, sin Eucaristía, sin confesarse y sin Biblias.
Se descubrió que quedaban unos 50.000 cristianos escondidos. Sin embargo, la mitad de ellos vivían en regiones que habían mezclado tanto su fe con tradiciones paganas que ya no eran ni monoteístas, y se negaron a aceptar a los sacerdotes católicos. No se integraron a la iglesia universal. Pero otra mitad, localizada en otras regiones, se integró enseguida. La mitad que se mantuvo católica era de regiones que habían transmitido 3 cosas que los otros perdieron: una catequesis sobre la confesión, una oración memorizada de contrición y arrepentimiento (que recitaban en casa cada vez que se veían forzados a participar en actos paganos o de apostasía) y una profecía de 1660 llamada “del catequista Sebastián”, que avisaba que en 7 generaciones llegarían barcos con confesores“y os podréis confesar incluso cada semana”. Esta profecía daba esperanza a los cristianos ocultos. También enseñaba como reconocer a esos “confesores”, por 3 datos.
Lo explica con detalle esta ponencia del jesuita japonés Shinzo Kawamura, de la Sophia University, la universidad jesuita de Tokio. 

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“Cuando hayan pasado siete generaciones llegará una nave negra, en la que habrá algunos confesores. Y entonces las personas podrán confesarse, incluso cada semana”.
Cronología en 7 fechas
1587: Prohibición de misioneros extranjeros en Japón. Los cristianos japoneses son unos 220.000.
1614: El cristianismo queda prohibido en todo Japón. 
1643: Últimos 4 misioneros extranjeros detenidos y torturados; no llegarán más (la novela y película “Silencio” se inspira en esta época). 
1660: Martirio del catequista Sebastián: profetiza que en 7 generaciones llegarán confesores en barco
1853: Vapores blindados norteamericanos fuerzan a Japón a romper su aislamiento.
1865: El padre Petitjean abre una iglesia católica en Nagasaki. Los cristianos escondidos acuden a él. Las autoridades japonesas reprimen a los cristianos con multas y confiscaciones. 
1873: Por las presiones de Occidente, se despenaliza el cristianismo y se retiran los carteles públicos que recordaban su prohibición.
Pio IX
El Papa Pío IX, canonizó a veintiséis mártires de Nagasaki.
El Papa Pío IX y Japón. La historia de un Milagro Oriental
por Shinzo Kawamura, S.J., Sophia University, Tokio
12 de octubre de 2017, Roma, Pontificia Universidad Gregoriana
Simposio con ocasión del 75 aniversario de las Relaciones Diplomáticas entre Japón y la Santa Sede
Prólogo
El 8 de enero de 1867, el Papa Pío IX envió un mensaje especial al padre Bernard Petitjean, de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París, que en esa época desarrollaba su labor misionera en la ciudad de Nagasaki. La intención del Santo Padre era dar su bendición especial a un acontecimiento que él definió con énfasis el “Milagro de Oriente”.
Lo que él llamó el “Milagro de Oriente” era el acontecimiento que, tres años antes de enviar este mensaje, el 17 de marzo de 1865, se había verificado en una de las iglesias más antiguas de Japón, la “Oura Tenshudo de Nagasaki”, conocida también como la Basílica de los Veintiséis Santos Mártires de Japón (www.26martyrs.com).
Éste fue el descubrimiento de los denominados “cristianos ocultos”. Para todos los católicos del mundo este acontecimiento fue realmente un milagro.
Es decir, una comunidad de cristianos, cuyos antepasados se remontaban al siglo XVII y que sufrieron una cruel persecución debido a la prohibición del cristianismo en Japón, había conseguido sobrevivir durante un periodo de 250 años, incluso sin sacerdotes que se ocuparan de ella.
Estos cristianos ocultos no fueron los únicos en ser descubiertos. Hemos verificado el hecho que los cristianos que el padre Petitjean descubrió pertenecían a la misma fe que los cristianos que habían poblado Japón 400 años antes. En consecuencia, estas personas, tras ser descubiertas, volvieron a la Iglesia Católica.
En otras palabras, este acontecimiento fue un doble milagro: un milagro de descubrimiento y un milagro de resurrección.
En la segunda mitad del siglo XIX, Japón empezó a seguir el camino emprendido por otras naciones de Occidente e intentó transformarse en un estado moderno. El shogunato Tokugawa, en la ciudad de Edo, que en esa época era la autoridad central, había reducido hasta lo más mínimo, durante un periodo de casi 250 años, todo contacto con las potencias extranjeras.
Sin embargo, en 1854, basándose en la Convención Kanagawa que había sido formulada entre los EE.UU. y el shogunato Tokugawa, Japón se dio cuenta que había llegado el momento de terminar este tipo de política cerrada y el país declaró estar abierto de nuevo a los extranjeros.
Sin embargo, a pesar de esta nueva orientación, el shogunato Tokugawa decidió seguir imponiendo sobre el hombre común las prohibiciones que había impuesto hasta la fecha sobre el cristianismo.
Mientras tanto, asentamientos occidentales empezaban a aparecer de manera firme en los mayores puertos de Japón, como Yokohama y Nagasaki, y la gente también empezó a reclamar la libertad de culto y, en consecuencia, se empezaron a construir iglesias católicas dentro de los municipios y asentamientos de la nación.
A pesar de dichas limitaciones, empezó un renacimiento dentro de la Iglesia Católica de Japón, que causó sentimientos de esperanza en el corazón de Su Santidad el Papa Pío IX, que decidió canonizar a los veintiséis mártires de NagasakiEstas veintiséis personas habían sufrido el martirio unos 400 años antes y habían sido beatificadas a principios del siglo XVII.
Acto seguido Japón se transformó en el centro de atención del mundo, y la gente empezó a dar señales de interés en la nueva Iglesia Católica de la nación, una Iglesia cuya historia, por así decir, acababa de empezar.
Fue en este ambiente de serenidad y calma que el renacimiento de la Iglesia Católica empezó en Japón. Pero en 1865 este renacimiento tuvo un impulso añadido con el descubrimiento repentino de los cristianos ocultos. Este descubrimiento cautivó a los cristianos de todo el mundo. A esto es a lo que me he referido antes como “Milagro de Oriente”.
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PREGUNTAS PROFETIZADAS PARA RECONOCER A UN SACERDOTE CATÓLICO AUTÉNTICO: Primera: “¿Es usted célibe?”. Segunda: ¿Cuál es el nombre de su jefe en Roma?”. Tercera: “¿Venera usted a la Santísima Virgen María?”.
Un grupo de unas quince personas, descendientes de los cristianos ocultos de Nagasaki Urakami, visitaron la Oura Tenshudo, construida poco tiempo antes, e iniciaron un diálogo con el padre Petitjean.
Hablando con él le dijeron: “Pertenecemos a su misma fe. ¿Dónde podemos encontrar la imagen de Santa María?”.
El padre Petitjean se conmovió profundamente y su corazón se llenó de alegría cuando oyó estas palabras.
En cuanto estos cristianos ocultos supieron que habían entrado en Japón sacerdotes católicos, un número cada vez mayor de ellos dejó de ocultarse en lugares como Nagasaki y sus alrededores, y en áreas como Goto, y al cabo de un tiempo su número superó los diez mil. Tras haber verificado que la fe de estos sacerdotes era la misma que profesaban sus antepasados 400 años antes, estos cristianos ocultos volvieron a la Iglesia católica.
Algunas cuestiones fundamentales y tres palabras clave
Con ocasión de este simposio deseo hablar sobre este “Milagro de Oriente”. Deseo plantear algunas cuestiones fundamentales en relación a este tema, y mi intención es responderlas.
Estos cristianos ocultos habían soportado casi 250 años de persecución  a causa de las prohibiciones que les había impuesto el shogunato Tokugawa. Sin embargo, siguieron preservando fielmente su fe y cuando juzgaron que había llegado el tiempo adecuado para hacerlo, volvieron a la Iglesia católica. Realmente fue un milagro, pero mi pregunta es la siguiente: ¿qué hizo posible este milagro?
¿Qué hizo posible que estas comunidades cristianas vivieran, durante tantos años, esta vida “oculta”?
¿Por qué nunca rechazaron su fe católica?
Hablando concretamente, ¿qué posibilitó que protegieran y preservaran su fe?
Tres elementos clave
Me gustaría indicar tres palabras clave que considero son las más decisivas en lo que concierne a este “Milagro de Oriente”.
La primera palabra clave es “confraternidad”, o “confraria”. Esto ha sido lo que les permitió descubrir un método sistemático para preservar su fe durante ese largo periodo de tiempo.
La segunda palabra clave puede resumirse en la expresión: “Profecía del catequista Sebastián”. Sebastián era el nombre de un catequista que sufrió el martirio durante el periodo de las persecuciones, casi doscientos años antes. Conservamos una obra suya titulada: “Profecías de la futura resurrección de la Iglesia de Cristo”. Esta obra fue fuente de esperanza para los cristianos ocultos, y fue aceptada y transmitida de generación en generación. Para los cristianos ocultos era un mensaje para el futuro.
La tercera palabra clave se refiere a un opúsculo titulado: “Libro de contrición y oración”Este pequeño volumen está formado por las memorias o recuerdos de sus antepasados, amorosamente custodiados por los cristianos ocultos, para los que era su fuerza motriz. Servía también para autentificar su conocimiento sobre los sacramentos que habían sido celebrados en el periodo de la cristianización.
Proporciono ahora una explicación elemental de cada una de estas palabras clave, y así haciendo espero obtener una visión de la génesis de este drama, un drama que concierne a los milagros del descubrimiento y el resurgimiento.
Cofradía o confraternidad: comunidad sin sacerdote
La estructura de su fe firme: el modo de pensar revelado en la ‘Confraria’, que permitió que los miembros vivieran una vida cristiana a pesar de estar privados de sacerdotes. La primera cuestión que tenemos que afrontar tiene que ver con la “Confraria”, o comunidades de laicos.
A pesar de no tener sacerdotes ni misioneros, las comunidades de los cristianos ocultos consiguieron sobrevivir durante un periodo de más de 250 años. Durante este periodo, sus comunidades fueron dirigidas sólo por laicos. Éste es un punto que tiene un valor crucial.
Desde los tiempos de San Francisco Javier existían comunidades que eran gobernadas y supervisadas sólo por laicos, como organizaciones territoriales, en distintas regiones del país.
Estas comunidades de cristianos ocultos no eran grupos que se habían formado precipitadamente. No se habían formado a causa de una brusca reacción negativa, como sentimientos de pánico que hubieran surgido de repente entre los cristianos debido a las prohibiciones y persecuciones iniciadas por el shogunato Tokugawa.
Más bien, tenemos que tener en cuenta que estas comunidades ya pre-existían y que se habían formado cincuenta años antes del inicio de las persecuciones.
Se formaron imitando el sistema de confraternidades de Europa, donde en cada región existían comunidades formadas sólo por laicos. Eran organizaciones autónomas, por lo que cuando las persecuciones empezaron en serio y los misioneros fueron obligados a irse, eran capaces de seguir solas debido a los vínculos que existían entre los líderes laicos y los miembros de la comunidad.
En 1550, es decir, justo después de la actividad misionera de San Francisco Javier, había muchas regiones que eran atendidas sólo por cuatro misioneros. Eran misiones que no podían ni siquiera ser consideradas parroquias u organizaciones eclesiales.
Cincuenta años más tarde empezaron a aparecer episcopados y obispados, y durante ese periodo sólo los jesuitas tenían misiones que incluían iglesias y parroquias.
Los jesuitas incluso llegaron a tener hospitales gracias a su concepto occidental de ciencia médica. Las comunidades cristianas que ayudaron a administrar estos hospitales fueron de las primeras comunidades eclesiales de Japón.
La primera comunidad eclesial de Japón estaba constituida por cristianos laicos, que adoptaron como modelo la Confraria da Misericordia portuguesa.
Esta confraternidad se creó en el siglo XIII en Italia. En el siglo XVI, un periodo en el que una gran cantidad de grupos católicos de laicos se difundieron por distintas regiones de Europa, la Confraria da Misericordia, que solía centrarse casi exclusivamente en obras de caridad, tuvo un gran desarrollo en Portugal. Cuando Europa empezó a atreverse a ir cada vez más lejos durante el periodo de las grandes navegaciones, también esta “Confraria” se extendió a distintas regiones de la tierra y, al cabo de un tiempo, penetró también en Japón donde, entre otras actividades, se dedicaba a la gestión de hospitales.
Era un hecho ampliamente conocido que la “Confraria” estaba gestionada sólo por laicos. En principio, los sacerdotes y las personas vinculadas con el clero no estaban directamente implicadas en la gestión.
Incluso más tarde, cuando se crearon comunidades regionales en distintas áreas, siguieron el mismo modelo organizativo.
En cualquier área, además de las visitas periódicas de los misioneros, el mantenimiento y el gobierno de la comunidad estaba en manos de los jefes laicos y los miembros del grupo. Los líderes eran elegidos y el cargo tenía una duración definida. Tenemos razones para creer que las comunidades tenían reglas y normas que había que respetar.
Según las estadísticas del último decenio del siglo XVI, el número total de creyentes cristianos era de 220.000 y los sacerdotes eran apenas cuarenta misioneros jesuitas.
Incluso cuando las más de doscientas comunidades cristianas diseminadas por la nación no tenían sacerdotes, contaban con organizaciones administrativas formadas sólo por laicos, que eran capaces de llevar a cabo las tareas de gobierno y supervisión.
La razón de esto la encontramos en el hecho que estas comunidades se basaban, fundamentalmente, en el concepto de confraternidad.
Expulsión de misioneros… pero quedan líderes laicos
En 1587, Hideyoshi promulgó el Bateren tsuihō-rei, una ley que expulsaba a los misioneros, marcando el inicio de la primera persecución. Era una medida destinada a prohibir la presencia de todos los misioneros jesuitas en el país.
Obviamente, los cristianos japoneses se preocuparon muchísimo por esta situación. Sin embargo, en lo que concierne a la estructura de su sociedad, en cada región se daba por sentado que incluso sin sacerdotes los líderes laicos podrían seguir llevando a cabo sus tareas de gobierno y supervisión. Por consiguiente, el impacto de esta orden de expulsión no tuvo efectos muy severos sobre sus comunidades.
La razón del escaso impacto que tuvo esta orden fue que en cada región los líderes de las comunidades cumplían adecuadamente con su responsabilidad hacia su gente, llevando a cabo las tareas que les habían sido asignadas.
Uno de los resultados de esta ley de expulsión fue el hecho que estas comunidades laicas, que hasta ese momento estaban vinculadas entre sí por su implicación en actividades caritativas en distintas regiones, al cabo de poco tiempo empezaron activamente a prepararse para afrontar la persecución y, en consecuencia, su estructura cambió. Se transformaron en comunidades de apoyo y de ayuda recíproca.
Esto, a su debido tiempo, dio origen a confraternidades, únicas en Japón. En otras palabras, renacieron como comunidades de cristianos ocultos, dispuestas a enfrentarse a la persecución en marcha. Empezando por Nagasaki, en múltiples áreas de la nación iniciaron a crearse estas comunidades de confraternidades, que sobrevivieron.
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Los mártires de Nagasaki.
Los líderes laicos continuaron con su vida oculta mientras llevaban a cabo las tareas que les habían sido asignadas. Los jefes laicos celebraban los bautismos y transmitían las enseñanzas de Cristo a los miembros de sus comunidades, utilizando agua, opúsculos, etcétera.
Es decir, estas comunidades de cristianos ocultos, totalmente privadas de sacerdotes, constituyeron un secreto que permaneció oculto a las autoridades, un secreto que duró 250 años. El motivo principal es que durante todo el periodo de la cristianización estas comunidades, cuya estructura seguía el modelo de la “Confraria”, eran grupos profundamente arraigados en suelo japonés.
Una transmisión de esperanza: la Profecía del catequista Sebastián
Un segundo factor relacionado con la resistencia de estas comunidades cristianas fue el hecho que los laicos católicos que estaban vinculados a ellas eran capaces de perseverar y mantener la esperanza que necesitaban para su continúa supervivencia.
Existía una tradición oral titulada “Profecía del catequista Sebastián”, que proporcionaba a estas comunidades cristianas la esperanza de una futura resurrección.
En determinadas zonas, estos cristianos ocultos recibieron y transmitieron esta tradición durante 250 años. El hombre llamado Sebastián era un catequista. Sufrió el martirio en Omura, cerca de Nagasaki, alrededor del siglo XVII, durante los últimos días de la persecución.
Se dice que había sido discípulo de un tal Joao. En 1657 fue capturado por los agentes del magistrado de Nagasaki y fue decapitado tras tres años y tres meses de encarcelamiento. 
Se cree que en dicha ocasión dijo una profecía que fue fuente de esperanza para los miembros de las comunidades cristianas.
La parte más relevante de esta profecía es la siguiente: “Cuando hayan pasado siete generaciones llegará una nave negra, en la que habrá algunos confesores. Y entonces las personas podrán confesarse, incluso cada semana”.
En otras palabras, si la gente era capaz de esperar pacientemente durante siete generaciones, las prohibiciones religiosas en acto y las persecuciones cesarían. Esto iría acompañado por una época de paz. Con esta profecía Sebastián quería consolar a los miembros de las comunidades cristianas, hundidos en un estado de total desesperación.
Esta profecía se cumplió al cabo de 250 años. Al examinar la Biblia con detalle, observamos que era costumbre considerar que una generación abarcaba 30 años. Por lo tanto, siete generaciones abarcarían 210 años. En otras palabras, lo que la profecía pretendía revelar es que 210 años después de la muerte de Sebastián, martirizado en 1657, las persecuciones cesarían.
Cuando hacemos el cálculo matemático total, el resultado es el año 1865, año en el que fueron descubiertos por primera vez los cristianos ocultos.
En Nagasaki y las aldeas de sus alrededores, junto al mar abierto, como también en Goto, se descubrió que la profecía de Sebastián existió como transmisión oral. Es una verdad que fue verificada por los historiadores del periodo Meji, cuando llevaron a cabo investigación de campo en esas zonas.
El hecho que Sebastián profetizara que volverían “algunos confesores” es un punto que tiene un valor fundamental.
Al examinar las palabras de la transmisión oral, nos damos cuenta que no declaran sólo que volverán los misioneros, o los sacerdotes. Más bien afirman que volverán los “confesores”.
Personalmente soy de la opinión que esto constituye el punto más importante de este “Milagro de Oriente”. Estos cristianos ocultos no eran sólo clérigos cristianos o ministros de la Iglesia, sino que eran personas obsesionadas con la idea de tener a alguien con la autoridad de perdonar los pecados.
Observamos aquí que la sabiduría de Sebastián es revelada y ocultada al mismo tiempo. En otras palabras, para estos cristianos ocultos era absolutamente crucial que las personas que llegaran a Japón en un futuro fueran sacerdotes católicos o ministros de la Iglesia.
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Fue Beatificado por el Papa Pío IX junto con 204 mártires del Japón, encabezados por el dominico Alfonso Navarrete, el 7 de julio de 1867 en la Patriarcal Basílica de San Pedro en Roma.
Tres preguntas para reconocer a los que esperan
Para poder verificar que los confesores que llegaran fueran realmente sacerdotes, Sebastián les dijo a los miembros de la comunidad cristiana que tenían que plantearles tres preguntas, para saber si eran capaces de dar las respuestas justas. Las preguntas eran:
Primera: “¿Es usted célibe?”.
Segunda: ¿Cuál es el nombre de su jefe en Roma?”.
Tercera: “¿Venera usted a la Santísima Virgen María?”.
Estas eran las preguntas que Sebastián aconsejó que plantearan. Cuando los cristianos ocultos salieron al descubierto la primera vez, la pregunta que le plantearon al padre Petitjean fue: “¿Dónde está la estatua de Santa María?“. Esta pregunta, dirigida al padre Petitjean dentro de la Oura Tenshuda, prácticamente ha entrado en la leyenda, pero gracias precisamente a la transmisión oral de la “Profecía del catequista Sebastián” ahora somos capaces, por primera vez en la historia del cristianismo japonés, de captar su significado.
Con anterioridad, los cristianos ocultos de Urakami habían entrado en una iglesia protestante, en Nagasaki. Pero cuando la esposa del pastor los recibió y les ofreció un té inglés, abandonaron rápidamente ese lugar.
Se les había enseñado a averiguar si la fe era o no realmente la misma que la suya; éste era un tema que se incluía en la profecía de Sebastián.
¿Por qué esperaban estos cristianos ocultos la llegada de los confesores? ¿Qué tipo de misterio hay detrás? Se ha especulado que la clave para resolver este enigma fue publicada en 1608. Sin embargo, lo que queda de la publicación son sólo determinados manuscritos, concretamente un panfleto titulado Konchirisanoriyaku y un resumen de éste titulado Orasho. La clave a este misterio tal vez se puedan encontrar en ellos.
Recuerdos de los signos de amor: el papel del Konchirisanoriyaku, que transmite la memoria de los sacramentos
Al hablar acerca de grupos de cristianos ocultos, me di cuenta de que la cuestión principal que dominaba mi mente era la siguiente: en el arco de estos 250 años de su historia, ¿cómo afrontaron cuestiones como la celebración de la Santa Misa y la administración de los sacramentos, si no tenían sacerdotes?
Esta misma pregunta pueda, tal vez, plantearse así: la Santa Misa y la Confesión son dos sacramentos que necesitan un sacerdote. Además de esta cuestión, ¿cómo consiguieron estos cristianos ocultos transmitir su fe católica durante un periodo de 250 años? 
Asumiendo que el recuerdo de los sacramentos se haya desvanecido totalmente de la mente de estos cristianos ocultos, entonces, 250 años más tarde, incluso si se encontraban de nuevo con misioneros que habían vuelto a Japón, estos cristianos nunca hubieran sido capaces de verificar si estos misioneros y ellos mismos habían arraigado en la misma fe católica. Ésta es, ciertamente, una posibilidad.
Sin embargo, el hecho es que la investigación histórica revela exactamente lo opuesto. Es decir, que estos cristianos ocultos eran claramente capaces de verificar el hecho que en algún momento del pasado, ellos y los misioneros habían estado indudablemente arraigados en la misma fe católica.
Esto indica una verdad histórica que tiene vínculos estrechos con el Konchirisanoriyaku.
En 1590, año en que empezó la persecución de la fe católica en Japón, los sacerdotes católicos o bien fueron expulsados de Japón o se les negó la entrada en el país, y la comunidad de creyentes, que entonces era de aproximadamente 300.000 fieles, tuvo que enfrentarse repentinamente a una crisis de proporciones gigantes. Lo que resultó ser particularmente problemático fue el hecho que el número de sacerdotes que podía administrar los sacramentos a los creyentes había disminuido considerablemente.
El Concilio de Trento, concluido en 1563, estableció que por lo menos una vez al año todos los fieles tenían que acercarse al sacramento de la penitencia, es decir, de la confesión, porque morir en estado de pecado mortal significaba ir al infierno.
En especial, las personas que estaban enfermas o agonizantes tenían miedo de morir sin recibir el perdón de sus pecados. En respuesta a este miedo que sentían los creyentes cristianos, los misioneros jesuitas de esa época empezaron a introducir medidas dirigidas a aliviar sus penas.
La verdadera contrición, antes de morir
En los casos en que no hubiera sacerdotes disponibles, permitieron a las comunidades de cristianos los siguientes procedimientos excepcionales: si el pecador había experimentado una verdadera contrición, es decir, si se había arrepentido sinceramente de su pecado, entonces la efectiva confesión del pecado podría posponerse hasta el momento en que hubiera un sacerdote disponible.
Esto era algo que grupos como los “contricionistas” habían evidenciado desde la Edad Media y era, además, una interpretación amplia de las siguientes palabras del Concilio de Trento: “La reconciliación entre el individuo y Dios puede obtenerse con una verdadera contrición”.
En otras palabras, significaba que si una persona en su lecho de muerte sentía verdadera contrición del corazón, esta contrición podía servir como sustituta del Sacramento de la Penitencia o Confesión. Sin embargo, ésta era sólo una medida excepcional, un recurso debido a la persecución.
Los misioneros jesuitas eran tal vez conscientes del hecho que esta “verdadera contrición del corazón” y “aplazamiento de la confesión” eran medios que no serían muy bien acogidos en la Iglesia Católica. Por consiguiente, recurrieron a ellos sólo como medida excepcional. En consecuencia, experimentaron un poco de ansiedad cuando las implementaron.
Al final, en 1593, con ocasión del encuentro de los representantes jesuitas en Roma, el misionero jesuita que fue enviado a Roma como representante de Japón llevó una lista de excepciones a la regla general, en vista de las circunstancias especiales por las que atravesaba el país.
Cuando este jesuita misionero que sirvió como representante de Japón llegó a Europa, dirigió algunas preguntas a Gabriel Vázquez, que en esa época era un experto en Teología Ética muy respetado y altamente cualificado. Sus preguntas abordaban estas cuestiones, es decir, el aplazamiento de la confesión y la necesidad vital de adoptar medidas especiales en el caso de Japón. Vázquez, tras escucharle, respondió afirmando que si la contrición por parte del penitente era suficiente, entonces su confesión podía claramente posponerse en el tiempo.
Sobre esta base se publicó e imprimió en Japón un opúsculo titulado Konchirisanoriyaku. La palabra “Konchirisan” calca la palabra portuguesa “contrição”, contrición, pronunciada en la lengua japonesa.
El Konchirisanoriyaku explica el significado decisivo de la “verdadera contrición”. Dice, además, que cuando nos embarcamos en viajes largos, o cuando estamos en situación de guerra, de conflictos, etc., si no hay sacerdotes disponibles entonces tenemos que reconciliarnos predisponiéndonos a llevar a cabo nuestra confesión en un segundo momento.
Para utilizarla en dichas circunstancias, los miembros de las comunidades cristianascompusieron una oración conocida como Orasho, y se estableció la práctica para los creyentes cristianos de recitar esta oración a diario.
Esta oración conocida como Orasho fue un gran consuelo para los miembros de las comunidades cristianas que, a causa de la persecución, no podían entrar en contacto con sacerdotes católicos.
Por ejemplo, en las ocasiones en las que los funcionarios del shogunato Tokugawa obligaban a los cristianos a pisar el “Fumie”, la imagen de Jesús, como signo de abjuración, había creyentes que lo hacían sin dudarlo. Sin embargo, estos mismos creyentes, de vuelta ya en sus casas, recitaban repetidamente la Orasho para expiar lo que acababan de hacer. Lo hacían con la conciencia que, en un futuro, aparecería un sacerdote al que podrían confesar su pecado. Se dice que esta Orasho era recitada por los cristianos tal vez cientos, o incluso miles, de veces.
Esta regla, que ha permitido a los cristianos ocultos posponer sus confesiones a un futuro sucesivo, a cuando hubiera sacerdotes disponibles, sirvió también para infundir en sus corazones la firme convicción que la Iglesia, al cabo de un tiempo, resurgiría. Era una esperanza que surgía en sus corazones gracias a los recuerdos que habían custodiado celosamente en relación con los sacramentos.
La declaración de Sebastián que he mencionado antes, es decir, su profecía sobre el retorno de los confesores tras siete generaciones, es algo que no hubiéramos sido capaces de comprender sin la transmisión del Konchirisanoriyaku.
Durante un periodo de 210 años estos cristianos habían repetida y clandestinamente salmodiado el Orasho de Konchirisan, pero sus esperanzas con el tiempo se cumplieron y, por fin, pudieron tener un sacerdote.
Soy de la opinión que la razón por la que la fe de estos cristianos de los siglos XVI y XVII fue tan meticulosamente transmitida durante tantos años se debe a que el recuerdo de los sacramentos había sido cuidadosamente preservado en sus corazones. Por esta misma razón esta fe resurgió con prontitud tras un intervalo de 250 años y, una vez que hubo resurgido, no perdieron tiempo en volver a la Iglesia Católica.
Los sacramentos son signos visibles de la obra salvífica de Jesucristo. Son signos que, por así decir, han sido sellados en lo más profundo de nuestros corazones, por lo que estos cristianos ocultos anhelaban que llegaría el día en que la Iglesia Católica, el organismo que administraba estos sacramentos a los creyentes, volviera a resurgir.
En otras palabras, podemos afirmar que se debe en gran parte a la memoria que habían conservado de los sacramentos si estos cristianos ocultos fueron capaces de sobrevivir durante tanto tiempo como una comunidad de fe.
Alternativamente, también podamos tal vez decir que el “milagro” de los cristianos ocultos tuvo sus frutos gracias a los recuerdos que ellos cuidadosamente habían custodiado con respecto a los sacramentos de la Iglesia Católica.
Hay que admitir que toda esta historia es sumamente “católica”: de hecho, habría que preguntarse si dicho milagro hubiera tenido realmente lugar si en Japón, hace 400 años, hubiera habido, en cambio, iglesias protestantes durante el periodo cristiano.
Conclusión
La Profecía de Sebastián y la Orasho de Konchirisanoriyaku se transmitieron en los alrededores de Nagasaki, en áreas abiertas al mar, y en la región de Goto.
Funcionaban como medio para despertar en nosotros una conciencia clara de los vínculos que poseíamos con la fe católica de esos cristianos ocultos.
De ahí que se diga que, tras la Restauración Meiji, el hecho que la Iglesia Católica en esa parte del país reviviera de nuevo sin casi resistencia fuera debido a estas dos transmisiones, muy difundidas en esas zonas, a saber: la Profecía de Sebastian y la Orasho de Konchirisanoriyaku.
Donde no se guardaron esas tradiciones
Hay que observar también que en las regiones de Hirado y Ikitsuki, ambas conocidas por la existencia de cristianos ocultos, estas transmisiones no sobrevivieron. Por consiguiente, aunque la gente en esas regiones encontraron a sacerdotes de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París, no tuvieron razones para volver a la Iglesia Católica.
El motivo es que aunque su fe se había arraigado en el catolicismo 400 años antes, durante el Periodo Edo se había vuelto cada vez más indígena, transformándose con el tiempo en una religión popular.
Así fue como tuvo lugar el “Milagro de Oriente” y esto fue posible gracias a la metódica transmisión de la fe, la esperanza y el amor de esos cristianos ocultos.
Más que cualquier otra cosa, lo que hizo posible este milagro fueron ciertos objetos que son de suprema importancia para la Iglesia Católica, a saber: los recuerdos de esos cristianos ocultos. Recuerdos que tienen que ver con los Sacramentos de la Iglesia y que estos cristianos ocultos preservaron meticulosamente. Y con este respaldo deseo concluir mi conferencia.
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El “Día de Muertos” ¿es una celebración cristiana… o luciferina?

octubre 18, 2017
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El verdadero católico no debe confundir el “Día de Muertos” con el Día de los fieles difuntos.

¿QUÉ DICE LA IGLESIA CATÓLICA DEL CULTO PAGANO?

Papa Gelasio (492) ¿Cómo no traiciona a la fe quien incurre en tales blasfemias del paganismo? ¿Cómo no va a ser considerado sacrílego quien, abjurando de la Providencia y del poder del único Dios, cosas que había confesado, se deja arrastrar seducido hacia monstruosas supersticiones y vanas representaciones?”
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(Canon 1261: La superstición es una desviación del culto que debemos al verdadero Dios, la cual conduce a la idolatría y a distintas formas de adivinación y de magia).
Muchas veces a los católicos se nos previene contra el Halloween, la famosa fiesta de hechicería que los sajones celebran cada 31 de octubre. Y no la celebramos porque, como ya sabemos, en este día se festeja a las brujas, a los monstruos y demás figuras demoníacas; además provocan que olvidemos las fiestas importantes de la Iglesia como el Día de Todos los Santos (1°de noviembre) y la fiesta los Fieles Difuntos (2 de noviembre) dedicada a las benditas Almas del Purgatorio.
Podemos demostrar que Halloween y las celebraciones paganas de los Altares de Muertos,  dan los mismos frutos.
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Celebración pagana de Halloween en USA… ¿cuál diferencia hay?
De ambas fiestas paganas, Halloween y Altares de Muertos, se dice que son modernizaciones, fusión y sincretismo de costumbres  paganas con la festividad católica (con el Día de Todos los Santos o Día de los Fieles Difuntos):
Halloween, también conocido como Noche de Brujas o Día de Brujas, es una fiesta moderna resultado del sincretismo originado por la “cristianización” de las fiestas del fin de verano de origen celta.
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El Día de Muertos permaneció oculto y algunos falsos evangelizadores de tiempos coloniales aceptaron en parte las tradiciones y rituales de los antiguos pueblos mesoamericanos, entremezclando con las tradiciones católicas, para que así, se siguieran dando culto a los demonios aztecas en secreto.
Ambas coinciden en cuantos a su significado
“Hoy en día, Halloween es una de las fechas más importantes del calendario festivo estadounidense y canadiense. Algunos países latinoamericanos, conociendo aún esta festividad, tienen sus propias tradiciones y celebraciones ese mismo día, aunque coinciden en cuanto a su significado: la unión o extrema cercanía del mundo de los vivos y el reino de los muertos.” (Wikipedia) 
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Los parientes muertos visitan a sus familiares vivos….
Día de Muertos “en estas fechas los parientes muertos visitan a los familiares. El inframundo está presente todo el tiempo y es muy cercano al mundo de los vivos según los huastecos, el cuerpo regresa a la tierra pero su alma se queda entre los vivos.”
Halloween “los espíritus visitaban las casas de sus familiares, y para que los espíritus no les perturbasen los aldeanos debían poner una vela en la ventana, si no era así los espíritus les perturbaban por la noche y les hacían caer entre terribles pesadillas”
En Halloween y día de muertos, se dan ofrendas y tributos a los muertos
El día de muertos tiene origen en el demonio Mictlantecuhtli, que  es denominado el dios de la muerte. Este dios reina el Mictlán, el país de los muertos. A Mictlantecuhtli se le aplacaba su furia ofrendándole pieles de personas desolladas. Los altares de muertos actuales, tienen mucha simbología que hace referencia a esta figura y a su esposa Mictecacíhuatl, solamente se cambiaron algunas detalles como la ofrenda; comida en vez de vidas humanas, “altar de muertos” sustituye la pirámide de sacrificio (que casualmente, los altares tienen forma de pirámide), y se le agregaron algunas cruces e imágenes de santos para que nadie sospeche que en realidad es una festividad anti-cristiana.
Es el año nuevo o inicio de algún período de las sectas celta y prehispánica
Halloween tiene su origen en una festividad céltica conocida como Samhain (el señor de la muerte), que deriva del irlandés antiguo y significa fin del verano.  En el Samhain se celebraba el final de la temporada de cosechas en la cultura celta y era considerada como el «Año nuevo celta», que comenzaba con la estación oscura.
El Día de Muertos se conmemoraba el noveno mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y se celebraba durante un mes completo. Era la fiesta con que los indígenas celebraban el final de la cosecha de frijol, garbanzo, maíz y calabaza. Estos alimentos consistían en parte de la ofrenda que se le entregaba a la diosa azteca Mictecacihuatl (a guardiana del noveno nivel del infierno).
Ambas fiestas tienen a su señor de la muerte: Samhain y Mictlantecuhtli son el mismo
Halloween, Es nada más que el nuevo nombre de una fiesta que antiguamente se llamó “Samhain”
En la secta druida se tenía la costumbre de adorar a su deidad pagana Samhain (señor de la muerte) durante la noche del 31 de octubre de cada año.
El festival que antecede al Día de Muertos era conmemorado el noveno mes del calendario solar mexica y duraba dos meses.
Estas festividades eran precedidas por la diosa Mictecacíhuatl “La dama de la muerte“, quien era esposa de Mictlantecuhtli el “Señor de la tierra de los muertosactualmente relacionada con “La Catrina”
Halloween. Según la historia, los celtas, impulsores de esta celebración, usaban máscara para huir de los fantasmas. Seguían esta tradición, motivados por el miedo a los espíritus y a la oscuridad.
La verdadera razón por la que se disfrazaban es para hacer “travesuras” sin hacerse responsables de sus actos…
…Sucede algo similar en México; la gente se disfraza desde hace  relativamente poco por influencia de la otra fiesta y por ícono de “la catrina”, promovido por el famoso pintor comunista Diego Rivera.
En Halloween y día de Muertos se confeccionan piezas decorativas con apariencia de cráneos
Esta tradición típica de Halloween proviene más concretamente de una leyenda irlandesa, que decía que existía un hombre, de nombre Jack, que era tremendamente malo y vengativo y que había burlado al diablo. Debido a ello, cuando murió no pudo entrar ni en el cielo ni en el infierno. Desde entonces, fue condenado a vagar por todo el mundo con la única ayuda de un nabo tallado con una vela dentro. Los americanos decidieron cambiar el nabo por la calabaza, e intentaron emular el cráneo del malvado Jack.
Entre los pueblos prehispánicos era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
Con la llegada y conquista de los españoles; como los rituales de los mesoamericanos iban en contra de los mandatos de la religión católica fueron prohibidos, pero en muchos casos y ante la resistencia de los pueblos indígenas por eliminarlos, disimularon el ritual confeccionando dulces de esta forma.
Brujas, chamanes y santeros
Las fiestas paganas siempre fueron iniciadas por brujos charlatanes que atemorizaban y convencían a los pueblos con mentiras de entregar sus bienes y rendirle culto a los demonios en el caso de Halloween wiccas y brujas y en Día de Muertos chamanes y santeros.
Los dos rituales son dedicados a los niños y a su perversión
El día de muertos y día de brujas son dedicados a los niños. A pesar de ser un tema morboso, estos festivalese celebra se les enseña a los más pequeños desde su más tierna edad por orden del gobierno.
Es de llamar la atención que en las escuelas laicas se enseñen practicas religiosas y rituales como lo es el día de muertos y por orden del gobierno:
“Hoy en día su presencia se debe a las políticas educativas implementas por el gobierno mexicano y la SEP a partir de la década de 1960, en sus esfuerzos por expandir la tradición en el norte del país.”
“La Unesco ha declarado la festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
“(…)De cualquier modo, hay que destacar que esta celebración no es propia de todos los mexicanos, como tal es enseñada con fines educativos en las escuelas del país”
Colores rituales
Halloween se asocia a menudo con los colores naranja, negro y morado que son exactamente los colores utilizados para hacer todos los altares. Esto se debe a que las dos fiestas en esencia son lo mismo. Naranja: hace referencia al otoño y al fuego, negro: esoterismo, oscuridad, y morado: color ritual, representa misterio, realeza y luto.
Comparación entre un altar de muertos y un altar a Baphomet
La sal, es utilizado para hacer pentagramas y signos en diferentes rituales, en los altares  es utilizado para “purificar” y es puesta en forma de cruz.
Incienso: El olor atrae a las almas de los difuntos hacia la ofrenda.
El Papel picado sirve para que los espiritus puedan llegar al altar empujados por el viento. Se dice que cuando el papel se mueve, es que un alma esta pasando através de él”.
Altares de siete niveles: son el tipo de altar más convencional, representan los siete niveles que debe atravesar el alma para poder llegar al descanso o paz espiritual. Según la práctica otomí, los siete escalones representan los siete pecados capitales. Se asocia el número siete con el número de destinos que, según la cultura azteca, existían para los diferentes tipos de muerte.
Cigarros, revistas, juguetes, armas y alcohol: A los fallecidos que se le conocen vicios, en los altares dedicados a ellos se le dejan cajetillas de cigarros, tequila o cerveza, arma (si la portaban) y objetos de entretenimiento.
El perro de la raza Xoloitzcuintle, en color negro y sin pelo (por la cuestión de la “pureza”) Se coloca la escultura de un perro o un perro real de la raza Xoloitzcuintle. en los altares ya que representa al demonio Xólotl (era el dios de fuego y de la mala suerte). Según los aztecas, el perro te ayuda a  cruzar el río Itzcuintlan (primera dimensión para llegar al Mictlán).
Anubis es el dios de la muerte del antiguo Egipto, maestro de las necrópolis y patrón de embalsamadores, representado como un gran cánido negro acostado sobre su estómago, probablemente un chacal o un perro salvaje, o como un hombre con cabeza de perro.
Otras razones para no festejar día de muertos
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En el día de muertos se da ocasión para hacer diversos tipos de concursos de catrinas (ridículos esqueletos vestidos de mujer) que faltan al pudor y dan pie a la vanidad y lujuria , de carros alegóricos con demonios prehispánicos, altares de muertos (en donde, como explicamos anteriormente, están presentes otros vicios)  y de malas rimas (calaveritas) que pueden terminar en blasfemias. En estas actividades no faltan las supersticiones, ambiente de ocultismo y morbo. En veces contratan curanderos para que ahuyente “espíritus chocarreros” de sus viviendas y altares: ponen atrapa-sueños y otros cachivaches que sean supersticiosos.
Se ponen en los altares a personas que en vida fueron escandalosas ,que ni católicos eran, personajes de la farándula, actores, pintores comunistas, presidentes anti-católicos, personas corruptoras de la sociedad en general…

Halloween es una fiesta de Lucifer, según el testimonio de un ex satanista

octubre 17, 2017
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En Halloween los satanistas se burlan de los muertos.
(Tomado de Foros de la Virgen)
Wilson López, el ex satánico, advierte del peligro de la Fiesta Pagana de Halloween. Es atrapante lo que dice en el video de su testimonio.
En el mes de junio del año 1993 Wilson Fernando era un joven de escasos 17 años, tímido y callado; sus padres habían cambiado de residencia y él tuvo que hacer nuevos amigos en el barrio; aunque le costaba relacionarse con los demás, quería encontrar un grupo de jóvenes que compartieran su mundo. 
“Cierto día de junio de 1993 conocí a una hermosa joven de ojos verdes claros, bellísima, con un rostro de inocencia casi angelical”.
Ella, a quien sólo llamaremos Ana, lo presentó al grupo de jóvenes que ella frecuentaba; en realidad, los organizadores y fundadores de una secta satánica denominada ‘Los Doce del Zodíaco’.
Viendo que Ana tenía tantos amigos, comencé a salir y hablar con ellos; me dijeron que me estaban esperando desde hacía mucho tiempo pues yo completaría el círculo perfecto de la estrella de 12 puntas, la ‘estrella de satán’. Yo era el número 12”.

¡Qué urgencia de la Bestia!: cierran 537 parroquias alemanas… ¡en solo un año!

octubre 16, 2017
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Y los Ratzinger Taubers… sonrientes y felices.

Es la Selbstsäkularisierung o “autosecularización”:

La sociedad cristiana tradicional nunca volverá, pero es vital que incluso un Occidente laico siga basándose —e inspirándose profundamente— en sus valores judeocristianos.”
Jan Fleischhauer, periodista del semanario Der Spiegel, acuñó una expresión para definir la caída libre del cristianismo alemán: Selbstsäkularisierung (“autosecularización”). ¿Está liquidándose la Iglesia?
La Conferencia Episcopal alemana acaba de hacer públicos los datos del debilitamiento del catolicismo en Alemania en 2016. En un año, la Iglesia Católica alemana perdió 162.093 fieles y cerró 537 parroquias. Desde 1996 hasta hoy, una cuarta parte de las comunidades católicas han cerrado. “La fe se ha evaporado”, dijo el cardenal Friedrich Wetter, arzobispo de Múnich y Freising desde 1982 hasta 2007.
Los cristianos de Alemania se convertirán en una minoría en los próximos veinte años, según Die Welt. En torno al 60% del país es actualmente cristiano, con 24 millones de católicos y 23 millones de protestantes. Pero esa cifra está disminuyendo en 500.000 cada año sólo por motivos de fallecimiento. “Esas estadísticas se reflejan en lo que ven los que visitan las ciudades alemanas los domingos: grandes iglesias vacías”, escribió el teólogo católico George Weigel.
El protestantismo alemán también se está enfrentando a la misma crisis. Die Zeit informó de que en 2016 fallecieron 340.000 protestantes y sólo hubo 180.000 bautismos. Unas 190.000 personas abandonaron la Iglesia y sólo 25.000 decidieron unirse a ella.
En su conferencia más famosa, el papa Benedicto XVI dijo que Occidente, incluidos los que no aceptaban la trascendencia, debían actuar “etsi Deus daretur”, como si Dios existiera. La sociedad cristiana tradicional nunca volverá, pero es vital que incluso un Occidente laico siga basándose —e inspirándose profundamente— en sus valores judeocristianos.
La próxima etapa será al parecer un paisaje cultural y religioso alemán dominado por los ateos y dos religiones minoritarias: el islam y el cristianismo. Si los laicistas no se toman en serio el patrimonio occidental cristiano —o al menos los valores judeocristianos de los que surgió—y empiezan a defenderlo, tanto los ateos como los cristianos estarán pronto dominados por la religión política y supremacista ascendente, el islam. Una destacada organización fundamentalista musulmana de Alemania, prohibida por el Gobierno federal, se autodenomina “La Verdadera Religión” (“Die Wahre Religion”). Aparentemente piensan que están imponiéndose a los valores judeocristianos.
Hay casos dramáticos de decadencia cristiana en Alemania. En la diócesis de Trier, por ejemplo, lugar de la comunidad católica más antigua y cuna de Karl Marx, el número de parroquias se reducirá de las 903 a las 35 en 2020, según el obispo Stephan Ackermann, lo que supone un descenso del 90%. En la diócesis de Essen han cerrado más de 200 parroquias; su número ha bajado de las 259 a las 43.
También hay implicado un descenso demográfico en esta crisis religiosa. “El cristianismo está literalmente muriendo en Europa”, dijo Conrad Hackett, jefe de los investigadores que redactaron un informe del Pew Forum hace unos pocos meses. En Europa, entre 2010 y 2015, las muertes de cristianos superaron a los nacimientos en casi seis millones. Sólo en Alemania, hubo alrededor de 1.400.000 muertes de cristianos más.
Este descenso también es visible en la crisis del reclutamiento para el sacerdocio. La web oficial de la Iglesia Católica alemana informó en mayo de que la diócesis de Osnabrück y Mainz no iban a recibir ningún cura nuevo este año. La archidiócesis de Múnich recibió el año pasado un solo candidato. Hoy hay en toda la archidiócesis de Múnich sólo 37 seminaristas en distintas fases de formación, para unos 1.700.000 católicos. En comparación, la diócesis estadounidense de Lincoln (Nebraska), tiene actualmente 49 seminaristas para unos 96.000 católicos. En EEUU, el cristianismo es fuerte; en Alemania está literalmente muriendo.
Un arquitecto alemán, Joaquim Reinig, dijo a Die Tageszeitung que para integrar mejor a los inmigrantes musulmanes, habría que demoler las iglesias y sustituirlas por “mezquitas muy visibles”. Puede sonar un poco loco, pero contiene una verdad radical. En su libro The Last Days of Europe (Los últimos días de Europa), el historiador Walter Laqueur escribió que “Alemania tenía unas 700 mezquitas pequeñas y salas de oración en los años ochenta, pero hay más de 2.500 en el presente”. Si, en Alemania, el cristianismo se está evaporando, el islam está proliferando.
La Unión Turco-Islámica para los Asuntos Religiosos (DITIB) acaba de abrir una nueva megamezquita para el culto en la ciudad alemana de Colonia. La nueva megamezquita alemana tiene un aforo de 1.200 personas y el minarete más alto de Europa. Según Deutsche Welle, “los líderes cristianos se encresparon ante la idea de que la afamada Catedral de Colonia compartiera skyline con los minaretes”. Cuando se planificó la mezquita en 2007, se lanzó una iniciativa ciudadana para decir que “queremos la catedral aquí, no los minaretes”. Las autoridades musulmanas anunciaron entonces un plan para “duplicar” el número de mezquitas.
Las autoridades turcas no sólo querían construir una megamezquita en la ciudad que alberga a la catedral más grande de Alemania, sino que también se permitieron la ironía de encargar al arquitecto Paul Böhm que diseñara la mezquita. Resulta que el padre y el abuelo de Böhm fueron los dos arquitectos de iglesias más radicales y admirados de sus generaciones. En la “nueva Alemania”, nadie le había pedido a Böhm que diseñara una nueva catedral.
Desde que llegó al poder en Turquía, Recep Tayyip Erdogan ha construido 17.000 lugares de oración islámicos en su país. El presidente turco está comprometido con la construcción de mezquitas también en las capitales europeas. Turquía controla 900 mezquitas en Alemania y se siente con la libertad de decir que “una mezquita liberal” en Alemania es “incompatible” con el islam, según el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung. Esa es la razón por la que el 57% de los alemanes temen el auge del islam en su país.
Cuando la canciller Angela Merkel abrió su país a la inmigración masiva en 2014, parece que no vio ningún problema cultural en aceptar a más de otro millón de musulmanes.
Pero, en palabras de Erdogan, “nuestros minaretes son nuestras bayonetas, nuestros domos son nuestros cascos, nuestras mezquitas son nuestros barracones”. Los regímenes islámicos, en realidad, están ofreciéndose a llenar los espacios vacíos del paisaje religioso alemán. Arabia Saudí propuso construir 200 nuevas mezquitas en Alemania, “una para cada cien refugiados”.
¿Se pueden imaginar a Alemania ofreciendo a Irak, Siria y Egipto construir “200 nuevas iglesias” para reconstruir a las abandonadas y desposeídas comunidades cristianas de allí? No, porque en Oriente Medio, los cristianos han sido erradicados mediante una descristianización forzosa. En Europa, los cristianos también se están extinguiendo a través de un proceso de “autosecularización”. Nos arriesgamos a perder no sólo nuestras iglesias; también, y lo que es más grave, nuestra fortaleza cultural e incluso nuestra seguridad en los valores de nuestra propia civilización.

La Virgen María recompensa el rezo público del Santo Rosario

octubre 14, 2017
(Transcrito de El Secreto admirable del Santísimo Rosario: Para convertirse y salvarse/
Para leer el libro, dar click en la imagen.
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Alfonso, rey de León y de Galicia, deseando que todos sus criados honraran a la Santísima Virgen con el rosario, resolvió, para animarlos con su ejemplo, llevar ostensiblemente un gran rosario, aunque sin rezarlo. Esto bastó para obligar a toda su corte a rezarlo devotamente.
El rey cayó enfermo de gravedad. Ya le creían muerto, cuando fue arrebatado en espíritu ante el tribunal de Jesucristo.­ Vio a los demonios que le acusaban de todos los crímenes que había cometido. Cuando el divino Juez lo iba ya a condenar a las penas eternas, intervino en favor suyo la Santísima Virgen. Trajeron entonces una balanza; en un platillo de la misma colocaron todos los pecados del rey. La Santísima Virgen­ colocó en el otro el gran rosario que Alfonso había llevado para honrarla y los que, gracias a su ejemplo, habían recitado otras personas. Esto pesó más que los pecados del rey. La Virgen le dijo luego, mirándole benignamente:
“Para recompensarte por el pequeño servicio que me hiciste al llevar mi Rosario, te he alcanzado de mi Hijo la prolongación de tu vida por algunos años. ¡Empléalos bien y haz penitencia!”
Volviendo en sí el rey exclamó: “¡Oh bendito rosario de la Santísima Virgen, que me libró de la condenación eterna!”­
Y después de recobrar la salud, fue siempre devoto del Rosario y lo recitó todos los días.
Alfonso, rey de León y de Castilla
Felipe II, emperador, devoto del Santo Rosario.

El verdadero Rosario católico

octubre 14, 2017
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De todas las devociones a la Santísima Virgen María, el Rosario es la más extensamente difundida entre los fieles. Todo buen católico, amante de la Madre de Dios, debe tener una tierna devoción al rezo del Rosario y obedecer la petición del cielo de rezarlo diariamente.
ORIGEN
El Santo Rosario en su forma actual, conforme a la tradición, fue difundido por Santo Domingo, el fundador de la Orden de los Predicadores, para contener la herejía albigense, que por entonces se estaba extendiendo por todas partes del continente europeo.
Santo Domingo lo hizo en obediencia a una revelación recibida por parte de la Santísima Virgen, a quien había acudido con el mencionado propósito en el año 1206.
En 1917, la Virgen de Fátima renovó el llamado a toda la Cristiandad para que recemos el Santo Rosario en reparación de tantos pecados y porque pronto sería el ÚLTIMO RECURSO para la mayoría de los cristianos, debido a la interrupción de algunos sacramentos como el Sacrificio Perpetuo (la Santa Misa), la Confirmación  y el Orden Sacerdotal. Interrupción debida a su alteración o mutación de forma, materia y ministro por industria de los agentes de la Sinagoga de Satanás infiltrados en la Iglesia.
A partir del conciliábulo Vaticano II, la Neo Iglesia también se lanzó contra el Santo Rosario por diferentes frentes, para intentar disminuir su rezo y transformar su forma tradicional. Así se añadieron los “Misterios Luminosos”, se alteraron la letanías y también se fue sustituyendo el Santo Rosario por devociones más breves pero más “lucrativas” como la Corona de la Misericordia de la hebrea Helena Kowalska Babel. 
ROSARIO TRADICIONAL
CÓMO REZARLO
El Rosario consta de quince decenas; cada decena se compone de un Padrenuestro, diez Avemaría y un Gloria. Ninguna otra oración forma parte del Rosario; todo lo demás que se ha ido añadiendo antes o después de cada decena, proviene de piadosas adiciones pero sin mutilar la forma tradicional de esos esas quince decenas o misterios. Por “misterio” se entiende un suceso de la vida de Nuestro Señor Jesucristo o de su Santísima Madre. Estos Misterios se dividen en tres series de cinco, llamados Gozosos, Dolorosos y Gloriosos.
Una forma acostumbrada de rezarlo es recitar solamente una corona diaria, o la tercera parte del Rosario, esto es, cinco decenas, cada día. En este caso, lo habitual es decir los Misterios de Gozo los días lunes y jueves, así como los domingos de Adviento; los Misterios Dolorosos suelen rezarse los martes, viernes y los domingos de Cuaresma; y los Misterios Gloriosos habitualmente se rezan los miércoles, sábados y domingos de Pascua y Pentecostés.
1. En el Crucifijo del Rosario, haremos la señal de la cruz, y a continuación podemos rezar el Credo o el Acto de Contrición.
2. En la siguiente cuenta, rezaremos un Padrenuestro.
3. En las siguientes tres cuentas, rezaremos tres Avemaría.
4. En la quinta cuenta, rezaremos un Gloria.
5. A continuación, comienza lo que es propiamente el Rosario.
Primero, se debe anunciar el misterio que se va a rezar, y se comienza cada misterio con un Padrenuestro, seguido de 10 Avemaría, al término de las cuales se rezará un Gloria Patri, y la oración dada por el Ángel de la Paz a los tres pastorcitos de Fátima. Ejemplo: “Primer Misterio Doloroso, La Agonía de Nuestro Señor en el Huerto – Padrenuestro, 10 Avemaría, Gloria, oración de Fátima”. Esto mismo se hará sucesivamente hasta recorrer las cinco decenas del Rosario.
Una vez terminado el rezo de los cinco Misterios, pueden rezarse distintas oraciones, las cuales son opcionales y pueden elegirse según se prefiera. Tradicionalmente, lo que suele rezarse al término del quinto Misterio es 1 Padrenuestro, las 3 salutaciones a la Santísima Virgen María, la Salve y las Letanías Lauretanas.
ORACIONES QUE LO COMPONEN
Ahora veremos una por una las distintas oraciones que componen el Santo Rosario.
SEÑAL DE LA CRUZ
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
CREDO
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso, y desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de la carne y en la vida eterna. Amén.
PADRE NUESTRO
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Amén.
AVEMARÍA
Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN DE FÁTIMA
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego eterno del infierno y lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia. Amén
SALUTACIONES A LA VIRGEN MARÍA
1. Dios te Salve María Santísima, poderosísima Hija de Dios Padre, Virgen purísima antes del parto, en tus manos, Señora, ponemos nuestra fe para que la ilumines. Llena eres de gracia…”
2. Dios te Salve María Santísima, amantísima Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima en el parto, en tus manos, Señora, ponemos nuestra esperanza para que la alientes. Llena eres de gracia…”
3. Dios te Salve María Santísima, castísima Esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima después del parto, en tus manos, Señora, ponemos nuestra caridad para que la inflames, Llena eres de gracia…”
Dios te Salve, María Santísima, Templo, Trono y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin la culpa Original. 
SALVE
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
LETANÍAS LAURETANAS
La letanía es una rogativa o súplica que se hace a Dios con cierto orden, invocando la Santísima Trinidad, y poniendo por medianeros a Jesucristo, la Virgen y los Santos. Las letanías más antiguas después de las de los Santos (año 595) son las de la Santísima Virgen. Llámanse lauretanas o de Loreto, y fueron aprobadas por Sixto V en 1587.
LETANÍAS
Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros, Cristo, ten piedad de nosotros,
Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos, Cristo óyenos
Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
A continuación, se responderá “ruega por nosotros”.
Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Madre de Jesucristo, ruega por nosotros.
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre sin mancha,
Madre incorrupta,
Madre Inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los ángeles,
Reina de los patriarcas,
Reina de los profetas,
Reina de los apóstoles,
Reina de los mártires,
Reina de los confesores,
Reina de las vírgenes,
Reina de todos los santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina elevada al Cielo,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la paz,
Reina de nuestra familia,
Nuestra Señora de Guadalupe,
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Ten piedad de nosotros.
Recurrimos a tu asistencia Santa Madre de Dios; no desprecies las súplicas que te hacemos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todos los peligros, Virgen Gloriosa y llena de bendición.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
MISTERIOS GOZOSOS
1. La Encarnación del Hijo de Dios.
2. La Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel.
3. La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.
4. La Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Purificación de la Santísima Virgen.
5. El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Agonía de Nuestro Señor en el Huerto.
2. La Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo.
3. La Coronación de espinas de Nuestro Señor Jesucristo.
4. Jesús con la Cruz a cuestas.
5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
MISTERIOS GLORIOSOS
1. La Triunfante Resurreción de Nuestro Señor Jesucristo.
2. La Ascensión de Jesucristo a los cielos.
3. La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y la Virgen María.
4. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.
5. La Coronación de la Santísima Virgen como reina de cielos y tierra.

A 100 años del Milagro del Sol: Fátima, octubre 13 de 1917

octubre 13, 2017

Narración de un testigo del Milagro del Sol

“Debió haber sido la 1:30 p.m. cuando se elevó, exactamente en el lugar en el que se encontraban los niños, una nube de humo, delgada, fina y azulada, que se extendía unos dos metros por encima de sus cabezas, donde se evaporaba. Este fenómeno, perfectamente visible a simple vista, duró unos pocos segundos. Debido a que no me di cuenta de cuánto tiempo duró este fenómeno, no sé si fue más o menos un minuto. El humo se disipó abruptamente y, después de un tiempo, volvió a aparecer, y luego una tercera vez.
“El cielo, que había estado nublado todo el día, súbitamente se aclaró; la lluvia paró y parecía como si el sol estuviera a punto de llenar de luz el campo que la mañana invernal había vuelto tan lóbrego. Yo miraba el lugar de las apariciones en un estado sereno, aunque frío, en espera de que algo pasara, y mi curiosidad disminuía, pues ya había transcurrido bastante tiempo sin que pasara nada que llamara mi atención. Unos momentos antes, el sol se había abierto paso entre una capa gruesa de nubes que lo escondían y brillaba entonces clara e intensamente.
“De repente escuché el clamor de miles de voces, y ví a la multitud desparramarse en aquel vasto espacio a mis pies … darle la espalda a aquel lugar, que hasta ese momento había sido el foco de sus expectativas, y mirar hacia el sol en la otra dirección. Yo también di la vuelta hacia el punto que atraía su atención y pude ver el sol, como un disco transparente, con su agudo margen, que brillaba sin lastimar la vista. No se podía confundir con el sol que se ve a través de una neblina (en ese momento no había neblina), pues no estaba velado ni opaco. En Fátima, el sol conservó su luz y calor, y se destacó claramente en el cielo, con un margen agudo, parecía una mesa de juego. Lo más sorprendente era que se podía mirar directamente al disco solar, sin que los ojos se lastimaran o se dañara la retina. [Durante ese tiempo], el disco del sol no permaneció inmóvil, se mantuvo en un movimiento vertiginoso, [pero] no como el titilar de una estrella con todo su brillo, pues el disco giraba alrededor de sí mismo en un furioso remolino.
“Durante el fenómeno solar, el cual acabo de describir, ocurrieron también cambios de color en la atmósfera. Al mirar al sol, noté que todo se estaba oscureciendo. Primero miré los objetos más cercanos y después extendí mi vista hacia el horizonte. Ví que todo había adquirido un color amatista. Los objetos a mi alrededor, el cielo y la atmósfera, eran del mismo color. Todo había cambiado, tanto lo cercano como lo lejano, adquiriendo el color amarillento del damasco viejo. Parecía como si la gente padeciera de ictericia y recuerdo haber tenido una sensación de diversión al ver lo fea y nada atractiva que se veía la gente. Mi propia mano era del mismo color.
“Entonces, súbitamente, escuché un clamor, un grito de angustia de la gente. Fue como si el sol, en su girar enloquecido, se hubiera desprendido del firmamento y, rojo como la sangre, avanzara amenazadoramente sobre la tierra como si fuera a aplastarnos con su peso enorme y ardiente. La sensación durante esos momentos fue terrible.
“Todos los fenómenos que he descrito yo los observé en un estado mental de calma y serenidad sin trastorno emocional. A otros les toca interpretarlos y explicarlos. Por último, debo declarar que nunca, ni antes ni después del 13 de octubre [1917], he observado ningún fenómeno, atmosférico o solar, similar.”
El relato completo del Profesor José María de Almeida Garrett se puede encontrar en Novos Documentos de Fatima (ediciones Loyola, San Paulo, 1984)

Cómo respondió el Cielo pregunta del Papa Pío XII sobre la Asunción a través de un niño de cinco años

octubre 13, 2017
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Guilles Bouhours ayudando durante una Misa el 13 de octubre de 1953.
(Reportaje de Portaluz
En la historia de la Iglesia devoción y piedad popular han encarnado bellas expresiones de la fe, de la experiencia de Dios -donde se mezclan realidad y pasión-, en todo tiempo y lugar, desde la resurrección de Cristo hasta nuestros días. La Iglesia ni niega o afirma los hechos de estos testigos fieles, hasta haber acumulado toda la información y evaluado apropiadamente la misma en el marco de la verdad revelada y el juicio del Magisterio.
La poco conocida historia del pequeño Gilles Bouhours hace parte de esa verdad de los humildes -piedad popular- y que Portaluz comparte aquí con sus lectores.
Nació Gilles en Francia el año 1944, un 27 de noviembre, día en que se celebra la fiesta de la Medalla Milagrosa. Sin embargo no tendría una infancia y adolescencia plácida. La cruz sería un signo en la vida de este particular niño.
No cumplía un año de haber nacido, cuando los médicos diagnosticaron que Gilles padecía meningitis y encefalitis, dolencias cuya gravedad era entonces fatal. Pero la fe de una religiosa de las “Hermanitas de los Pobres”, Madeleine, amiga de la familia, conmovería la gracia de Dios. Siguiendo lo indicado por la mujer, los padres de Gilles situaron bajo la almohada donde reposaba el pequeño, una estampa y reliquia de Santa Teresa del Niño Jesús que la Hermana Madeleine les había entregado. Cumplieron también la recomendación de orar a Dios sin desfallecer. Pasadas tres noches y sin ver mejoría, la noche siguiente los venció el sueño. Al despertar el niño -que había sido desahuciado- respiraba con normalidad, ya no tenía fiebre y “un enrojecimiento en forma de T era visible en cada mejilla”, escribiría luego su padre Gabriel Bouhours.
 
Nadie dudó de la mediación de Santa Teresa del Niño Jesús y al poco tiempo viajaron a Lisieux para agradecer la sanación.  En un escrito posterior, del 8 de septiembre de 1948, el doctor Dives, médico tratante, escribió a su colega el doctor Carrière: “Gilles salió con gran dificultad de este mal paso, aparentemente sin secuelas. En dos o tres ocasiones hizo después accidentes digestivos sin gravedad y me pareció en perfecta salud cuando la familia salió de Bergerac”.
Elegido por Dios, educado por la Virgen
El niño de forma espontánea comenzó a mostrar una devoción por la oración y ofrecimientos de penitencia, poco habitual para alguien que apenas había aprendido a hablar.
Pronto se haría evidente que Dios en su infinito misterio de misericordia le comenzaba a formar para una particular tarea. Y tendría por maestra nada menos que a la Santísima Virgen María.
Los biógrafos en diversos libros sobre la vida de Gilles Bouhours, citan que el niño testimonia haber tenido una primera aparición el 30 de septiembre de 1947 en Arcachon. “La Santísima Virgen tenía un vestido blanco, la cabeza cubierta con un velo amarillo”, describió el pequeño.
El 15 de agosto de 1948, una nueva visión fue descrita en detalle por el niño: “Veo como un gran botón (la tierra) y por encima, una gran bestia, como un lagarto con cola grande y piernas grandes. No muy lejos, veo como un caballero con plumas en la espalda”. Sin saberlo, el pequeño Gilles describía la presencia del arcángel San Miguel y  al demonio.
Ese mismo día refiere haber visto nuevamente a la Santísima Virgen María -“vestida de azul pero sin velo”-, quien le pidió unirse a la procesión organizada por los peregrinos de Espis y cantara: “Con nosotros está la Reina”.
Durante su breve vida el pequeño Gilles continuaría viendo y escuchando a la Santísima Virgen María, animándole a orar  para unirse a la lucha del arcángel San Miguel en beneficio de las almas.
 
Un secreto bien guardado
El 13 de diciembre, Gilles comunicó a su padre que la Santísima Virgen María le había confiado un “secreto” que debía comunicar sólo al Papa. Algo incrédulo Gabriel, el padre,  le pidió le explicara en algo este asunto, pero el niño no vaciló en resistirse a decir algo.
 
Intentando hacerle desistir algunos días después el padre le sugirió al niño le explicara a la Virgen María que no tenía dinero para viajar a Roma. Así lo hizo Gilles y grande sería la sorpresa de Gabriel cuando el pequeño lo confrontó: “La Santísima Virgen María me ha dicho que sí tienes dinero para el viaje y no te preocupes por lo demás, todo se solucionará”.
Finalmente partieron a Roma y se hospedaron en un Colegio Mayor donde nada les cobraron por la estancia. Pudieron concertar entrevista para el jueves 10 de diciembre de 1949 a las 11 de la mañana. Sin embargo no fueron recibidos sino hasta el día 12 siguiente. Cuando Guilles se percató que la Audiencia no era privada sino junto a otras personas, se negó a decir nada.
Contrariado su padre regresó con el chico a Francia. Finalmente serían recibidos por el Papa Pio XII el 1 de mayo de 1950. En la audiencia el niño pidió al Papa quedarse a solas con él. Solo entonces Gilles se acercó al Santo Padre y le comunicó el mensaje: “La Santísima Virgen María no está muerta, ella ascendió al cielo con su cuerpo y alma”. El Papa se mostró visiblemente emocionado tras escuchar al pequeño.
El signo del cielo
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En 1939 luego de ser elegido Papa, una de las certezas de Pio XII era que debía proclamar el Dogma de la Asunción. Todos los estudios e investigaciones previas, los que él encargó, la propia tradición de la Iglesia confirmaban el anhelado dogma. Pero teólogos alemanes mantenían discrepancias. Para zanjar este asunto el 1 de mayo de 1946 Pio XII envió a “patriarcas, primados, arzobispos, obispos y otros ordinarios…” la encíclica Deiparae Virginis, consultando su parecer sobre la Asunción de María y propuesta de definición del dogma. Luego de esto –al decir de los cronistas- el Papa oró rogando a Dios un signo que dejara claro el asunto.
El pequeño Gilles Bouhours, señalan sus biógrafos,  fue preparado y enviado por la Virgen María a presentar el signo que Papa Pio XII esperaba. El 1 de noviembre de 1950 Papa Pio XII proclamó el Dogma de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos en la constitución apostólica Munificentissimus Deus.
Luego, el 11 de octubre de 1954, en su encíclica Ad Caeli Reginam, el Papa señaló la realeza universal de la Santísima Virgen María.
 
 El 24 de febrero de 1960 Gilles enferma sin que los médicos logren diagnosticar la causa del deterioro orgánico y tras recibir la Unción de los Enfermos, confesarse y comulgar, falleció. Era apenas un adolescente.
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LA MILAGROSA APARICIÓN DE EL PILAR FUE CUANDO MARÍA AÚN VIVÍA EN TIERRA SANTA

octubre 12, 2017
El_apóstol_Santiago_y_sus_discípulos_venerando_a_la_Virgen_del_Pilar
El apóstol Santiago y sus discípulos venerando a la Virgen del Pilar, la primera aparición de la Madre de Dios, aún en vida.
Testigos de la divinidad de su Maestro en la Resurrección gloriosa después de tantos milagros que la acreditaban; llenos de aquel espíritu consolador que les enseñó todas las lenguas y el arte de dominar en las almas por el ministerio de la palabra; convenidos en el Concilio de Jerusalén sobre los artículos que habrían de formar el fondo de su predicación, nada faltaba más que la dispersión de los Apóstoles. Y he aquí la época feliz a donde se debe traducir el principio de la ventura de España.
Estaba esta hermosa porción del mundo sumergida en la idolatría; el haber enriquecido la naturaleza su suelo con tantas preciosidades habían llamado las atenciones y la codicia de las más remotas gentes; todas habían traído, juntamente con su ambición y con sus armas, sus respectivas supersticiones. Sin tener necesidad de subir a los tiempos fabulosos saben todos que con los fenicios y los romanos vinieron a España cuantos ídolos pudo inventar una loca fantasía en todos los países que sujetaron sus armas victoriosas; aquella ridícula multitud de deidades de las que burlaba Juvenal, era adorada de nuestros antepasados, a no ser que el furor de la guerra y su natural indócil les hubiese hecho sacudir el yugo de la religión como el del imperio romano; pero de cualquiera manera, o no tenían religión, o su Dios era, además de sus pasiones las mudas obras de las manos de los hombres. En esta situación; he aquí que el Altísimo le dirigió una benéfica mirada desde lo alto de su trono de Su gloria. Los apóstoles fortalecidos por el Espíritu Santo, animados con el heroico ejemplo del protomártir Esteban, e instruidos plenamente por la Reina de los Mártires, emprenden la predicación del Evangelio.
Santiago, uno de los discípulos más amados del Señor, se prepara para venir al Occidente, cumpliéndose en esto, como siente Santo Tomás de Villanueva, la pretensión hecha por su Madre en la solicitud de las dos sillas para sus hijos. María Santísima, que después de la Pasión de su Hijo y de su gloriosa Ascensión a los cielos no podía tener otros pensamientos que la retardasen unirse para siempre con su Esposo que la propagación de la fe y la predicación del Evangelio, veía la dispersión de los Apóstoles como el último plazo para el logro de las eternas dichas. Exhalábase su dulcísimo corazón en mil tiernos suspiros, repitiendo aquellas amorosas palabras de la Esposa: Dime, ó amado de mi corazón, en dónde se sesteas, á dónde vas a descansar al mediodía, que no quiero ya más estar en este destierro sin ver las hermosísimas luces de tus ojos, y recrearme para siempre con la divina hermosura de tu semblante. Toda absorta en la contemplación de su Hijo, estaban de acuerdo su alma y sus sentidos para no tener otro objeto que á Dios. Los ardores de su voluntad se echaban de ver en aquel rostro con visos de divino, como decía san Dionisio Aeropagita. Privada solamente de la vista sensible de su Hijo, todos sus deseos, todos sus anhelos, sus votos, sus ansias se dirigían al cielo, cuya consideración se mantenía; cuando he aquí que el Apóstol Santiago, destinado por el Espíritu Santo a la predicación de los españoles, se presenta a la Reina de los Ángeles; dobla las rodillas ante quien mucho antes se habían hecho semejantes demostraciones los más encumbrados serafines; besa sus manos virginales bañándolas de lágrimas, y le pide su bendición y su licencia para venir a la predicación de España. Ve, hijo, le dice la amorosísima Madre, cumple el mandamiento de tu maestro, y por él te ruego que en aquella ciudad en que mayor número conviertas a la fe, edifiques una iglesia en mi memoria, yo misma te lo daré a entender.
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María llegó a Zaragoza «en carne mortal» —antes de su Asunción— y como testimonio de su visita habría dejado una columna de jaspe conocida popularmente como «el Pilar»
Estas palabras excitarán vivamente los escrúpulos de la erudición mundana, clavando la mordaz censura sus inexorables dientes en un hecho, cuya autenticidad pretende sujetar a alas más delicadas discusiones. Pero para que la piedad descanse sobre un fundamento de bastante autoridad y solidez es justo insertar aquí el monumento que califica esta tradición, reducido a un código membranáceo que conserva en su archivo la santa iglesia de Zaragoza. En él, pues, se dice así: “Después de la Pasión y de la Resurrección de nuestro Salvador Jesucristo, y de su Ascensión a los cielos, quedó la piadosísima Virgen encargada al cuidado del Apóstol y virgen san Juan Evangelista. Con la predicación y los milagros de los apóstoles crecía en Judea el número de los discípulos, y enfurecíanse los pérfidos corazones de algunos judíos en tanto grado, que movieron una persecución grande contra la iglesia de Jesucristo. Apedrearon a San Esteban  y quitaron la vida a otros muchos; por lo cual les dijeron los apóstoles: A vosotros debía predicarse primeramente la palabra de Dios; pero por cuanto la habéis rebatido y os habéis hecho indignos de la vida eterna, he aquí que nos convertimos a las gentes. De esta manera, esparcidos por el universo, según el mandamiento de Jesucristo, predicaron el Evangelio a todo hombre cada Apóstol en la porción que le había tocado.  Al tiempo de salir de Judea, cada uno obtenía la licencia y bendición de la Bendita y Gloriosa Virgen.
el bienaventurado Santiago el mayor, hermano de Juan e hijo del Zebedeo
El bienaventurado Santiago el mayor, hermano de Juan e hijo del Zebedeo.
Entre tanto, por Revelación del Espíritu Santo, el bienaventurado Santiago el mayor, hermano de Juan e hijo del Zebedeo, recibió un mandamiento de Cristo para ir predicar el Evangelio a las provincias de España. Al punto el santo apóstol yendo a la Virgen y habiéndola besado las manos, le pedía con lágrimas en los ojos que le diese su licencia y su bendición respondió: Ve, hijo, cumple el mandamiento de tu Maestro, y por él te ruego que en aquella ciudad de España  en que mayor número de hombres conviertas a la fe, edifiques una iglesia á mi memoria, yo te lo manifestaré. El bienaventurado Santiago, saliendo de Jerusalén, vino a España predicando, y pasando por Asturias llegó a la ciudad de Oviedo, en donde convirtió uno a la fe. De esta manera, entrando por Galicia predicó en la ciudad de Padrón, de allí volviendo a Castilla, llamada España la Mayor, vino últimamente a España la Menor, que se llama Aragón, en aquella región que se dice Celtiberia, en donde está situada la ciudad de Zaragoza a las riberas del Río Ebro.
   En esta ciudad, habiendo predicado Santiago muchos días, convirtió a Jesucristo ocho varones, con los cuales trataba del día del Reino de Dios, y por la noche salía a la ribera del río para tomar algún descanso en las eras. En este sitio dormían un rato, y después se entregaban a la oración, evitando de esta manera ser perturbados por los hombres y molestados por los gentiles. Pasados algunos días, estaba Santiago con los dichos fieles, a eso de medianoche, fatigados con la contemplación y la oración. Dormidos los ocho discípulos, el bienaventurado oyó a la hora de media noche unas voces de ángeles que cantaban: “Ave, Maria, gratia plena, como si comenzasen el oficio de Maitines de la Virgen con un dulce invitatorio;  y poniéndose inmediatamente de rodillas, vio a la Virgen Madre de Cristo, entre dos coros de miles de ángeles, sentada sobre un pilar de mármol. El coro de la celestial milicia angelical acabó los Maitines de la Virgen con el verso: Benedicamus Domino”.
Acabado esto, María Santísima con rostro halagüeño llamó así al santo Apóstol y con mucha dulzura le dijo: “He aquí, Santiago, hijo, el lugar señalado y destinado para mi honor, en el cual por tu industria se ha de construir una iglesia en mi memoria: Mira bien este pilar en que estoy sentada, el cual mi Hijo y Maestro tuyo le trajo de lo alto por manos de ángeles, alrededor del cual colocarás el Altar de la capilla. En este lugar obrará la Virtud del Altísimo, portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio, y este pilar permanecerá en este sitio hasta el fin del mundo, y nunca faltarán en esta ciudad verdaderos cristianos”. Entonces el Apóstol Santiago, regocijado con una alegría extraordinaria, dio infinitas gracias a Jesucristo y a Su Santísima Madre; e inmediatamente aquel ejército de ángeles, tomando a la Señora de los cielos, la tornó a la ciudad de Jerusalén y la colocó en su aposento; porque este es aquel ejército de miles de ángeles que envió Dios a la Virgen en la hora en que concibió a Cristo para su custodia, para que la acompañasen de continuo, y conservasen a su Hijo ileso.
Alegre el bienaventurado Santiago con una visión y consolación tan maravillosas, comenzó inmediatamente a edificar una iglesia en aquel sitio, ayudándole para ello los ocho que había convertido. La referida basílica es de casi ocho pasos de latitud y dieciséis de longitud, y a la cabecera de la parte del Ebro, tiene el referido pilar con un Altar, y para servicio de esta iglesia el bienaventurado Santiago ordenó de presbítero a uno de los sobredichos, el que le pareció más idóneo. Habiendo consagrado después la referida iglesia y dejando en paz a los cristianos, se volvió a Judea predicando la palabra de Dios. A esta Iglesia la dio el título de Santa María del Pilar, y es la primera iglesia del mundo dedicada al honor de la Virgen por las manos de los Apóstoles, etc.”
He aquí, Santiago, hijo, el lugar señalado y destinado para mi honor, en el cual por tu industria se ha de construir una iglesia en mi memoria
He aquí, Santiago, hijo, el lugar señalado y destinado para mi honor, en el cual por tu industria se ha de construir una iglesia en mi memoria
Estas son puntualmente las palabras del referido código que conserva la Santa catedral de Zaragoza, y el monumento más sólido y fidedigno que tiene la nación española para prueba de esta piadosa tradición. Dios nuestro Señor ha acreditado con la experiencia la verdad de sus palabras, pues nunca han faltado allí verdaderos adoradores, por turbados y borrascosos que hayan sido los tiempos. La protección de María se ha dejado ver en todos los siglos con repetidos milagros y portentos, dando que ella ha empeñado a la piedad de los españoles para tributarla cultos con devoción y magnificencia.
De aquí nació el innumerable concurso de gentes que de todas las partes venían de tiempos antiguos, y vienen presentemente a venerar esta santa imagen, recompensando la Reina de los Ángeles esta piedad fervorosa con la continua dispensación de gracias que alcanza de su Hijo. El vicario de Jesucristo que vela insensatamente sobre el rebaño que le fue encomendado, no pudo menos de advertir lo augusto de este santuario, lo remoto de su fundación y el fervoroso culto con que los fieles lo frecuentaban. Deseoso pues, de que una obra tan piadosa, no padeciese decadencia en las edades futuras, y así mismo de que todas las iglesias de España tuviesen el consuelo de celebrar tanta dicha con Himnos y cánticos determinó su festividad particular; y Clemente XII señaló para este efecto el día 12 de octubre, dando a todos los pueblos sujetos al Rey católico el consuelo de celebrar la ventura de haber tenido a la Madre de Dios en su región cuando todavía vivía en carne mortal.
(Véase la advertencia acerca de la venida de la Santísima Virgen a la ciudad de Zaragoza, que se lee en el mes de enero, día 2).

HIMNO

Jubilo dulci canimus Mariam,                                   Á MARÍA cantamos con dulce armonía,
Flumen aeternae pietatis, unde                                  Que de piedad eterna es rio inagotable,
Hauriunt omnes, quibus ardet alto                            Do beben con fervor y con santa porfía
Pectore virtus                                                               Cuántos pechos arden en amor entrañable
Cujus est primo fidei sub ortu                                     Ya desde que nació la fe en Dios verdadero,
Noster expertus populus favorem,                              La Iberia el blanco fue de sus favores; Pues luego brilló en ella el de salud Lucero
Cum per Hispanias micuisset oras                             Que en toda su extensión echó sus resplandores.
Stemma salutis                                                             Lo que la antigüedad con júbilo cantó
Longa quod plauso cecinit vetustas                            La que nuestros mayores fiesta celebraron,
Praedicent sancte, celebrentque grata                       Celebrémosla alegres, pues nos la legó
Mente nepotes                                                               La piedad con que ellos la solemnizaron.
Fertur, ut quondam monitus Jacobus                        Inspirado SANTIAGO, segun tradicion,
Caesaraugustae posuisse templum                             En Zaragoza un templo á la VIRGEN levanta;
Nostra sic aedes nítidas MARIAE                             Lo mismo cada cual debe en su corazón
Corda dicemus                                                              Levantar a MARÍA una morada santa
Virginis laudes celebrans Iberus                                Alégrese la España al celebrar las glorias
Civis exultet, menor et receptae                                 De tan buena SEÑORA y MADRE cariñosa
Gratiae, festo redeunte, vota                                      Y pues que de ELLA tiene tan buenas memorias
Debita solvat                                                               Su fiesta agradecida, celebre hoy gozosa.
Sit decus súmmum tibi, Christe, MATER                    Gloria suma a Jesús que es el Hijo de una MADRE
Pura quem VIRGO generavit, aequa                        Que es MADRE la más tierna y VIRGEN la mas pura;
Laude dicatur Pater, ac perenni                                Gloria suma también al sempiterno Padre,
Spiritus aevo. Amen.                                                  Y al Santificador de toda criatura. Amén.
La Misa es en honor a la Santísima Virgen del PILAR de Zaragoza, siendo la oración la que sigue:
Concede nos fámulos tuos, quaesumus Domine Deus, perpetua mentis et corporis sanítate gaudere, et gloriosa beatae Mariae Semper virginis intersessione a praesente liberari tristitia, et aeterna perfrui laetitia. Per Dominum nostrum Jesum Christum…
Ó Dios y Señor, concédenos, te rogamos, que nosotros tus siervos nos alegremos con la perpetua sanidad de cuerpo y alma, y que por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María seamos libres de la tristeza presente, y lleguemos a gozar de las alegrías eternas. Por Nuestro Señor Jesucristo, etc.
En el Reino de Aragón se dice la siguiente:
Omnipotens sempiterne Deus, qui per gloriosissimam Filiitui Matrem caeleste praesidium nobis mirabiliter praeparasti; concede propitius, ut quam peculiari titulo COLUMNA pia devotione veneramur, ejus perpetuo protegamur auxilio. Per eumdem Dominum…
Omnipotente y eterno Dios, que por medio de la gloriosísima Madre de tu Hijo nos preparaste admirablemente en ella un refugio celestial; concédenos benigno, ya que la veneramos con piadosa devoción bajo el título del PILAR, nos proteja ella siempre con incesantes gracias. Por el mismo Señor…
La Epístola es del capítulo XXIV del Eclesiástico, pág. 14
Ab initio et ante secula creata sum et usque ad futurum seculum non desinam 
et in habitacione sancta coram ipso ministravi.
Et sic in Sion firmata sum, et in civitate sanctificata similiter requievi, et in Jerusalem potestas mea. Et radicavi in populo honorificato, et in parte Dei mei hæreditas illius, et in plenitudine sanctorum detentio mea.
Desde el principio y antes de los siglos fui criada, y existiré por todo el siglo futuro, y ejercité mi ministerio en el tabernáculo santo delante de él. Así yo tuve en Sión estabilidad, y también la ciudad santa fue lugar de mi reposo, y en Jerusalén tuve mi palacio. Y eché raíces en un pueblo glorioso, y en la porción de mi Dios, que es su heredad; y mi habitación fue en la plenitud de los Santos.
REFLEXIONES
Todas las expresiones que contiene la Epístola de esta día están dichas propiamente de la Sabiduría divina; pero nuestra madre la Iglesia, conociendo el mérito singular de la Reina de los Ángeles, y cuanto la convienen las grandezas que en ella se insinúan, se la aplica con bastante frecuencia, y en esto mismo da un motivo de consolación a todos los cristianos y muy particular a todos los españoles.
De luego a luego, da a entender la Iglesia que María Santísima tiene en su mano todos los tesoros del cielo para dispensarlos a los miserables pecadores. En este sentido pueden entenderse aquellas palabras: “Mi poder y potestad se extiende sobre Jerusalén”; y las siguientes: “Eché raíces en un pueblo lleno de honor,” pueden sin violencia interpretarlas los españoles; porque habiendo tenido la dicha de la Madre de Dios  se apareciese en carne mortal al Apóstol Santiago cuando les predicaba el Evangelio, y de que por sí misma le mandase construir en su honor la primera iglesia que tuvo en el mundo, ¿qué lengua será suficiente para decir la santificación y gracias que dejaría en aquel lugar dichoso una Reina tan poderosa? Por mucho que se quiera cerrar los ojos, es preciso advertir que el verdadero Dios se constituyó Dios nuestro, y que toda nuestra España se convirtió, por medio de María, de región de tinieblas en hermosa habitación de resplandores. Fundada una iglesia bajo los benignos auspicios de la Madre de Dios; adornada de aquella columna, símbolo misterioso de la estabilidad de nuestra fe; y lo que es más, fortalecido y apoyada en las promesas de Reina tan poderosa, ¿podrá dejar nuestra España que se seduzcan los lisonjeros preceptos de una ley que alague los sentidos? ¿Borrará jamás la alianza que el Espíritu divino grabó con dedo omnipotente en sus entrañas, escribiéndola con caracteres indelebles más duraderos que el diamante? ¿será posible que queme inciensos Dagón, ni que adultere con las naciones extrañas? No es creíble que una nación preelegida, una nación amada y distinguida entre todas las del universo con los amores, las ternuras y real presencia de la Madre de Dios llegue alguna vez a ser ingrata a su Hijo. Las puertas del infierno se conjurarán contra nuestra constancia, vendrán siglos en que se verifiquen de la iglesia de España las tristes profecías que dejó escritas san Juan en su Apocalipsis, pero aquel gran Dios quien nos dio a Santiago por doctor de su ley, que hizo descender sobre nosotros la lluvia soberana de sus luces, y que finalmente nos puso bajo la protección de su misericordiosa madre, ese mismo Dios, será siempre nuestro Dios, y nosotros seremos siempre su pueblo. Los españoles tendremos siempre el escudo de María, y con su amparo seremos eternamente la nación dichosa, el pueblo de Dios, la heredad del Todopoderoso, el objeto de sus beneficencias. Tanta dicha merece sin duda alguna particular gratitud de parte de los españoles; pero esta no debe reducirse a solas palabras o vanas admiraciones. Las buenas obras son el único testimonio de la sencillez, de la voluntad y de la rectitud del corazón.
El Evangelio es del capítulo XI de san Lucas, pág. 16
In illo tempore: Loquente Jesu ad turbas, extollens vocem quaedam mulier de turba, dixit illi: Beatusventer qui te portavit, et uvera, quae suxisti. At ille dixit: Quinimo beati, qui audiunt verbum Dei, etcustodiunt illud.
En aquel tiempo: Hablando Jesús a las turbas, alzó la voz cierta mujer de en medio de ellas, y le dijo: Bienaventurado el vientre que te llevó, y los pechos que mamaste. Pero él respondió: Antes bienaventurados aquellos que oyen la palabra de Dios y la observan.
MEDITACIÓN
Sobre los particulares favores con que María Santísima ha protegido siempre a España.
PUNTO PRIMERO.– Considera que la firmeza y estabilidad en la fe que ha manifestado siempre esta provincia en el mundo, debe por la mayor parte su origen a la protección y piedad de la Reina de los Ángeles, que la ha mirado con especial cariño, y que con sus súplicas la ha alcanzado de su Hijo, cuando muchos otros pueblos padecieron naufragio en los tiempos calamitosos.
Dejando aparte aquella solemne promesa que hizo á Santiago de perpetuar nuestra fe, diciéndole cuando se le apareció: Esta columna permanecerá en este lugar hasta el fin del mundo, y nunca faltarán en esta ciudad verdaderos adoradores de Jesucristo, ¿a qué otra cosa podemos atribuir la extraña diversidad con que nuestra España se portó como el primer predicador del Evangelio respecto de las demás naciones del mundo? Porque ¿qué provincia dio sus oídos más pacíficamente á la intimación de la verdad? ¿Qué gentes presentaron sus corazones más blandos y sazonados para plantar en ellos la fe de Jesucristo? ¿quién abrazó con más amor una ley tan repugnante a la carne y sangre? ¿qué nación miró con tanto respeto una religión de mortificación y de cruz, que en lo natural había de ser tenida por las gentes en el concepto de una necesidad? ¿qué parte del mundo, finalmente, trató a los discípulos del Señor con tanta humildad y cortesía? Los romanos crucificaron a san Pedro, degollaron a san Pablo y frieron en aceite a san Juan; los jerosolimitanos despeñaron a Santiago Alfeo, su obispo; los armenios desollaron inhumanamente a san Bartolomé; los frigios crucificaron a san Felipe; los indios alancearon a santo Tomás; los persas martirizaron a san Judas y a san Simón con los más crueles tormentos; y a este modo todos los apóstoles recibieron malos tratamientos y la muerte de las mismas gentes a las que predicaron. Solamente los españoles no martirizaron a Santiago, sino que recibieron el Evangelio que les predicaba, le honraron, y dejaron levantar una iglesia, que es la del Pilar de Zaragoza, hacerse discípulos, administrar el bautismo, plantar la fe del Crucificado, y formarle un pueblo que había de preciarse siempre de serlo suyo. Si hubo de beber el cáliz de su maestro, que con tanto valor afirmó que podía apurar hasta las heces; si hubo de dar el sagrado cuello al cuchillo injusto que hizo mártir; le fue precioso salir de España, y esta gloria no nos faltará eternamente a los españoles, sobre todas las naciones que pueblan el ámbito del mundo. Todos efectos maravillosos deben atribuirse al patrocinio de María, y a la verificación de sus promesas. Con razón pudiera aquí exclamarse con las palabras de san Agustín: ¡Ó dulcísima Virgen María, en vista de tantos beneficios yo no sé con qué alabanzas engrandecerte!
PUNTO SEGUNDO.—Considera que casi como por la protección de María ha sido el santuario del Pilar exento de los contrastes de la fortuna, de la misma manera nunca pudo la astucia del infernal enemigo destruir la fe del Crucificado, aún cuando pudo alucinar a un español para proporcionarle por medio de una venganza los medios más oportunos.
Bien sabidas son las torpes astucias de un Prisciliano, y de las infelices mujeres que hacían instrumentos de sus errores. Bien notorio que los arrianos infestaron de tal modo nuestra península, que lloraron sus funestas consecuencias no solamente las ciudades asoleadas y muchas nobles familias desterradas, entre ellas, san Isidoro con sus padres y hermanos, sino muchos fieles precisados a derramar su sangre por Jesucristo. Tal vez se conservarán todavía los pañuelos empapados en la sangre de nuestra Reina Clotilde; y el santo joven Hermenegildo es testigo de que el error y la crueldad se habían apoderado del trono, y empuñaban en estos reinos el cetro. Los nombres de Amalarico, Teudis, Teudiselo, Leovigildo y otros semejantes hacen todavía estremecerse a la religión y a la humanidad. En tiempos no menos calamitosos se vio nuestra España sojuzgada por una gente descomunal y bárbara, profanados nuestros templos, robadas nuestras haciendas, muertos los ciudadanos, prostituidas sus esposas, y sus hermosas y amadas hijas entregadas como corderas a lobos carniceros.
En medio de tantos trabajos, de tanta guerra, de tanta herejía, de tantas persecuciones y de tanta asolación, siempre se vio claramente que el brazo de Dios estaba levantado para castigar a nuestros pecados; pero también se vió que la protección de María se interponía como escudo fuerte para defendernos, y hacer que nuestros enemigos no nos aniquilasen. Jamás faltaron los cristianos que cuidasen del culto de María en su iglesia del Pilar aún cuando Zaragoza estuvo por muchos siglos en poder de príncipes paganos, jamás faltaron los sacerdotes en su templo al Eterno Padre el Cordero Inmaculado. Jamás se interrumpió la serie de sus santos obispos, de los Valeros, de los Braulios, de los Tajones, y otros de gran santidad y literatura. Jamás suspendieron aquellos concilios en que tuvo la primacía sobre todas las iglesias de España, si se acentúa la de Iliberis. Y mientras Zaragoza poseía con tranquilidad su tesoro, ¿qué gracias no participó toda la península ya que tantos obispos santos, sabios y esforzados; ya en los tantos mártires nada inferiores en la gloria a los Fructuosos, a los Eulogios y a los Vicentes; ya en tanto concilio en que interesó a un mismo tiempo la religión y gloria de España, y la causa común de toda la iglesia; y en tanto escritor que tanto la verdadera sabiduría con la defensa de la piedad de dogma y la virginidad perpetua de la Madre de Dios, y ya finalmente en ver restituido su trono al valor, a la nobleza, al mérito y la religión?
Todos estos bienes particulares de Zaragoza, y universales a toda España, son una consecuencia de las promesas que hizo María al Apóstol Santiago en la portentosa aparición que celebra nuestra iglesia. Todos ellos, así como son testimonio de la predilección con la que nos mira la Reina de los Ángeles, de la misma manera son un motivo que ejecuta de continuo nuestra gratitud.
JACULATORIAS. – Derramaste, Señor, tus bendiciones sobre una tierra que elegiste para tu posesión, y alejaste de ella las cadenas con que la superstición la tenía esclavizada. (Psalm. LXXXIV).
Con el claro resplandor de tu gracia y de tu santa ley caminarán, Señor, tus gentes por los senderos de esta vida, y en nada se gloriarán ni se regocijarán sino en tu nombre sacrosanto. (Psalm LXXXVIII)
PROPÓSITOS
Habiéndose visto en las precedentes consideraciones en la Aparición milagrosa del Pilar, fijó el Espíritu Santo la divina ley de nuestros corazones con caracteres que no se borrarán jamás; que Dios quiso ser nuestro Dios, y que nosotros fuésemos su pueblo; y últimamente, que eligió a Su Santísima Madre para dispensarnos estos soberanos beneficios, está visto que los españoles tenemos una grande obligación á esta Soberana Reina. El serla agradecidos será lo mismo que ser cristianos; las obligaciones de la fe son las mismas que las de su amor. Si nos ama como á hijos, ¿no debemos servirla como á madre? Si nos favorece como á predilectos, ¿no deberemos señalarnos entre todos los fieles de la tierra en materia de agradecidos y obsequiosos? No se puede dudar; y el modo de agradecer las amorosas demostraciones de esta dulce Madre, es servir sin reserva a su Hijo. Así lo deseo, Madre amorosísima, y así os lo prometo; pero para este efecto alcanzadme del Espíritu Santo aquellos dones divinos con que fortaleció el corazón de los Apóstoles; aquella gracia poderosa que ilumina el entendimiento, mueve dulcemente la voluntad, y vence gloriosamente la concupiscencia. Tomad Señora, bajo vuestra protección todos estos dilatados países, y haced con vuestro santísimo Hijo que no prevalezcan en ellos los funestos males y perniciosos errores de que está inundada toda la tierra. España os mereció hasta ahora todas vuestras atenciones; Vos la prometisteis que en ella permanecería incorrupta la Fe de vuestro Hijo: Hasta la hora presente vuestras promesas se han verificado. Pero, ¿se verificarán igualmente en lo sucesivo? Si miramos a la depravación de las costumbres que se ha hecho universal; si se atiende a la relajación de todos los estados y jerarquías de la Iglesia; si se consideran bien los progresos que por todas partes hace el error, no se puede dudar que no encuentra el entendimiento humano, sino multitud de causas de temer. Tanto pecado, tanta maldad y tanto delito tienen la fuerza suficiente para suspender el curso á vuestras promesas; pero, espero que sin embargo no la tendrán para impedir el de vuestras misericordias y piedades.

En octubre de 1492 concluyó expulsión de los hebreos en España, Día de la Hispanidad

octubre 11, 2017



“Los judíos eran en España verdaderos espías y conspiradores políticos: que vivían en la secreta amistad con los moros y en callada esperanza de los turcos. ¿Es que hay algún país en guerra que consienta dentro de sus tierras, los amigos, aliados y espías del enemigo? 

Los judíos estaban organizados en verdaderas sociedades secretas de intriga y conspiración. En esas sociedades se habían preparado crímenes horribles, como el asesinato de un santo obispo de Zaragoza y el martirio, en la Guardia, de un niño, en el que se había reproducido la pasión de Cristo, azotándolo, coronándole de espinas y crucificándole al fin. También era corriente el robo de hostias consagradas en las iglesias, para luego pisotearlas y profanarlas en secreto. 
Por todo esto, los Reyes Católicos, dispuestos a asegurar la unidad religiosa, base de la unidad de España, echaron a los judíos. Pero lo hicieron por estos altísimos motivos religiosos y patrióticos.”
Historia de España contada con sencillez.
José María Pemán.
Expulsión de hebreos

Don Fernando y Doña Isabel, por la gracia de Dios rey e reina de Castilla, de León, de Aragón, de Sicilia, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Mallorca. . . duques de Atenas y Neopatria. Al Príncipe don Juan, nuestro hijo, e a los Infantes, prelados, duques, marqueses, condes. . . a los concejos, corregidores, alcaldes. . . de todas las ciudades, villas y lugares de nuestros reinos y señor lOS, y a las aljamas de los judíos y a todos los judíos y personas singulares, de cualquier edad que sean. . . salud y gracia. Sepades e saber debedes que porque Nos fuirnos informados que hay en nuestros reinos algunos malos cristianos que judaizaban de nuestra Sancta Fe Católica, de lo cual era mucha culpa la comunicación de los jud lOS con los cristianos, en las Cortes de Toledo de 1.480 mandamos apartar los judíos en todas las ciudades, villas y lugares de nuestros reinos, dándoles juderías y lugares apartados donde vivieran juntos en su pecado, pensando que se remorderían; e otrossi ovimos procurado que se ficiese Inquisición, . . por la que se han hallado muchos culpables, según es notorio. Y consta ser tanto el daño que se sigue ‘a los cristianos de la comunicación con los judíos, los cuales se jactan de subvertir la fe católica, que los llevan a su dañada creencia. . . procurando de circuncidar a sus hijos, dándoles libros para escribir y leer las historias de su ley. . . persuadiéndoles de que guarden la ley de Moises, faciéndoles entender que no hay otra ley nin verdad sino aquella; lo cual todo consta por confesiones de los mismos judíos y de quienes han sido pervertidos, Lo cual ha redundado en oprobio de la Fe Católica. Por ende, Nos, en concejo e parescer de algunos prelados, e grandes e caballeros, e de otras personas de ciencia e de conciencia, aviendo avido sobrello mucha deliberación, acordamos de mandar salir a todos los judíos de nuestros reinos, que jamás tornen; e sobrello mandamos dar esta carta por la cual mandamos. . . que fasta el fin del mes de julio que viene salgan todos con sus fijos, de cualquier edad que sean, e non osen tornar. . . bajo pena de muerte. E mandamos que nadie de nuestros reinos sea osado de recebir, acoger o defender pública o secretamente a judío nin judía pasado el término de julio. . . so pena de confiscación de todos sus bienes. Y porque los judíos puedan actuar como más les convenga en este plazo, les ponemos bajo nuestra protección, para que puedan vender, enagenar o trocar sus bienes. Les autorizamos a sacar sus bienes por tierra y mar, en tanto non seya oro nin plata, nin moneda nin las otras cosas vedadas.
Otrossí mandamos a nuestros alcaldes, corregidores. . . que cumplan y hagan cumplir este nuestro mandamiento. Y porque nadie pueda alegar ignorancia mandamos que esta Carta sea pregonada por plazas e mercados. 

Dada en Granada, a treinta y uno de marzo de 1.492.

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