jueves, 29 de octubre de 2015

Oración a San Judas pidiendo sanación física de alguna enfermedad o mal




 



 
 
 
 


 
San Judas Tadeo siempre está listo y esperando escuchar las oraciones y ruegos de aquellos que lo invocan con gran devoción
 
 
 
San Judas Tadeo el es el patrón de las causas imposibles porque la Carta bíblica de Judas exhorta a los cristianos a perseverar en los momentos difíciles. Él siempre está listo y esperando escuchar las oraciones y ruegos de aquellos que lo invocan con gran devoción. Probablemente, él es el Santo más incovado, después de la Santísima Virgen María, y uno de los más recordado en las iglesias con estatuas u otro material gráfico
San Judas era el hermano de Santiago el Menor, después obispo de Jerusalén. No se sabe cuándo ni de qué manera éste se convirtió en un discípulo de nuestro amado Señor, no hay nada que se dice de él hasta que lo encontremos en la selección de los doce apóstoles. Aparece luego en la Última Cena, preguntándole al Señor acerca de su partida.

Oración pidiendo sanación física de alguna enfermedad
San Judas hermano, tú fuiste testigo presencial del poder sanador de nuestro Señor Jesús. Tú viste su compasión por los enfermos y moribundos. Tú mismo tocaste a los enfermos, compartiste los dolores y las tristezas de las personas, y animaste a los desesperados. Has recibido esta autoridad y poder curativo del Señor para hacer maravillas, para curar lo incurable, para asistir a quienes te invocan con gran devoción.
Te pedimos, glorioso apóstol, que intercedas ante nuestro Señor Jesús, para enviar su gracia salvadora para curar la enfermedad y el sufrimiento de (mencionar el nombre de la persona), para elevarle su espíritu que se encuentra abatido e inculcarle la esperanza en su corazón. Amén.
San Judas, a través de la oración, tú alabaste a Dios por las obras maravillosas de Jesús. Tú le pediste a Dios la fuerza para afrontar los retos de tu apostolado. Tú pusiste tu confianza en la misericordia de Dios, creyendo firmemente que Dios te ama y entiende tus alegrías y tristezas, tus esperanzas y temores, tus triunfos y fracasos. Tú lograste entender que nada es imposible para Dios. Por eso, te pido que ruegues por mí ante el Altísimo para que yo también pueda estar lleno del poder salvador de Dios, que entienda su voluntad en mi vida y fielmente me ponga en sus manos amorosas.
Oh, San Judas, que te mantuviste fiel a nuestro Señor, hasta la muerte. Tú le entregaste tu vida para que otros pudieran vivir, soportando el dolor físico y el abandono emocional. Te uniste alegremente a los sufrimientos de nuestro Salvador, Jesús, y por lo tanto compartiste la redención del mundo. Te ruego ahora que intercedas ante nuestro hermano, en el nombre poderoso de Jesucristo, para que yo también pueda encontrar la fuerza en el rostro de mi sufrimiento. Ayúdame a confiar en Dios y a poner mi vida en sus manos

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