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Del santo Evangelio según San Lucas 13,31-35
El reproche de Jesús a Herodes y a Jerusalén: En aquel tiempo, se acercaron algunos fariseos a Jesús que le dijeron: "Aléjate de aquí, porque Herodes quiere matarte". Él les respondió: "Vayan a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso a los demonios y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado. Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste! Por eso, a ustedes la casa les quedará vacía. Les aseguro que ya no me verán más, hasta que llegue el día en que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!" Palabra del Señor. Reflexión del Papa Francisco ¡Dios es así con nosotros! "Pero, Padre, ¡Dios no llora!". ¡Cómo no! Recordamos a Jesús, cuando lloró mirando a Jerusalén. "¡Jerusalén, Jerusalén! Cuántas veces he querido recoger a tus hijos, como la gallina recoge sus pollitos bajo las alas". ¡Dios llora! ¡Jesús ha llorado por nosotros! Y aquel llanto de Jesús es precisamente la figura del llanto del Padre, que nos quiere a todos en torno a sí. En los momentos difíciles, el Padre responde. Recordamos a Isaac, cuando va con Abraham a hacer el sacrificio: Isaac no era tonto, se dio cuenta que llevaban leña, el fuego, pero no la oveja para el sacrificio. ¡Tenía temor en el corazón! ¿Y qué cosa dice? "¡Padre!". Y de inmediato: "¡Aquí estoy hijo!". El Padre responde. Así, Jesús, en el Huerto de los Olivos, dice con aquella angustia en el corazón: "Padre, si es posible, ¡aparta de mí este cáliz!". Y los ángeles vinieron a darle fuerza. Así es nuestro Dios, ¡es Padre! ¡Es un Padre!. Un Padre como aquel que espera al hijo prodigo que se ha ido con todo el dinero, con toda la herencia. Pero el padre lo esperaba todos los días y lo vio desde lejos. Ese es nuestro Dios! y nuestra paternidad - aquella de los padres de familia así como la paternidad espiritual de obispos y sacerdotes - debe ser como ésta. El Padre tiene como una unción que viene del hijo: ¡no entenderse a sí mismo sin el hijo! Y por esto tiene necesidad del hijo: lo espera, lo ama, lo busca, lo perdona, lo quiere cercano a sí, tan cercano como la gallina quiere a sus pollitos. [...] Pidamos al Espíritu Santo - porque sólo es Él, el Espíritu Santo – que nos enseñe a decir "¡Abba!, ¡Padre!". ¡Es una gracia! Poder decir a Dios "¡Padre!" con el corazón, es una gracia del Espíritu Santo. ¡Pedirla a Él! (Homilía en Santa Marta, 04 de febrero de 2014) Diálogo con Jesús Señor mío, qué bueno es sentir tu amor cada día de mi vida, sentir ese amor de Padre que hace sentir a sus hijos seguros y confiados. Quiero amarte con pasión. Ayúdame a permanecer siempre cercano a Ti, permanecer bajo el calor de tu gracia. Siento que en cada paso que doy, allí estás Tú, cercano, vivo y presente. Te doy gracias porque de cada situación difícil, Tú me muestras que allí hay presente una enseñanza que debo poner en práctica. Creo en tu promesa y en tu protección, por ello, confiado en tu Palabra, proclamaré siempre tus milagros a dondequiera que vaya. Dame la gracia para poder desterrar la vanidad de mi alma y así poder crecer en el amor. Quiero vivir en Ti, ser transformado por Ti. Deseo renovar mi deseo de seguirte y servirte. Nacer de nuevo en el Espíritu. Quiero hacer de mi vida la mejor oportunidad para adorarte. Te doy mi corazón y toda mi vida. Amén Propósito para hoy Hoy agradeceré, en una oración especial, los dones que que Dios me ha regalado, y veré cómo puedo darles mejor uso Reflexionemos juntos esta frase: "El encuentro con Cristo es capaz de transformar completamente nuestra vida" |
jueves, 29 de octubre de 2015
Evangelio del día: Dios es Padre que quiere reunirnos a todos con amor
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