miércoles, 2 de septiembre de 2015

Hablemos de la Madre de Dios y Madre Nuestra


¿Es cierto que María tuvo otros hijos, aparte de Jesús?

La Biblia, efectivamente, menciona en algunos pasajes a unos “hermanos” de Jesús. Pero nunca habla de otros “hijos de María”. “Alguien le dijo: ‘Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren hablar contigo’” (Mt. 12, 47).
“¿No es éste el hijo del carpintero? ¡Pero si su madre es María y sus hermanos son Santiago, y José, y Simón, y Judas! Sus hermanas también están todas entre nosotros” (Mt. 13, 55-56).
¿Por qué el uso de la palabra “hermanos”? La palabra “hermano” en la Biblia se utiliza para designar, tanto a los hermanos carnales, como a los parientes, entre ellos primos en diferentes grados, sobrinos, etc..
Por ejemplo, Lot era sobrino de Abraham(cf. Gen. 11, 27-31) y éste dice que son hermanos: “Abraham dijo a Lot: ‘Mira, es mejor que no haya peleas entre nosotros ... ya que somos hermanos” (Gen. 15, 8).
“Tobías dijo a Rafael: ‘Hermano Azarías, dile a Ragüel que me dé por esposa a mi prima Sara” (Tob. 7, 9).
Sara, efectivamente, era prima de Tobías. Pero unos versículos más adelante Ragüel le entrega Sara a Tobías diciendo lo siguiente:“Recibe a tu hermana” (Tob. 7, 12).
De dos de los llamados “hermanos” de Jesús, Santiago y José, el Evangelio nos da el dato de quién era su madre: por cierto, otra María, pero no la misma madre de Jesús: Al describir la escena de las personas que estaban al pie de la cruz con Jesús, el Evangelio de Mateo nos dice esto: “También estaban allí, observándolo todo, algunas mujeres que desde Galilea habían seguido a Jesús para servirlo. Entre ellas estaba María Magdalena, María,madre de Santiago y de José, y la madre de los Zebedeo” (Mt. 27, 55-56).
De haber sido hermanos carnales de Jesús e hijos de la Virgen María, se hubiera especificado. Por el contrario, unos versículos más adelante el Evangelista hace saber que la madre de Santiago y José es otra María, distinta a María Santísima: “Mientras tanto, María Magdalena y la otra María estaban allí, sentadas frente al sepulcro” (Mt. 27, 61).

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María, siempre Virgen:
La mayoría de los Protestantes y todos los Evangélicos creen que María tuvo otros hijos después de Jesús. Aducen para esto el comentario acerca de “los hermanos de Jesús”, sin entender lo que el vocablo “hermanos” significaba en la Biblia.
Sin embargo, ni los Evangelios, ni los primeros Cristianos, sostienen esta noción. Los fieles sabían por las Escrituras y por la Tradición, que Jesús fue el único Hijo de María y que ella permaneció Virgen toda su vida. Y así lo creían los primeros Protestantes (Lutero, Calvino y Zwingli).
Hay un documento de valor histórico, uno de los Evangelios Apócrifos, el Protoevangelio de Santiago, que sostiene que María fue consagrada al servicio del Señor por su madre, Santa Ana. Eso significaba que había hecho voto de virginidad. San José fue posteriormente escogido para cuidar y proteger la virginidad de María. De allí la gravedad cuando María comenzó a mostrar signos de embarazo. Por eso San José tuvo que rendir cuenta a las autoridades del Templo. También a María, según este documento, se le pidió cuenta de la aparente falta a su voto. Nos dice este escrito que, al ser interrogada, “ella se echó a llorar amargamente, diciendo: ‘Por la vida del Señor mi Dios, estoy limpia en su presencia y no he conocido varón’”.
Nos dice también el Protoevangelio de Santiago cómo fue escogido José de entre otros varones como compañero de María Virgen: su cayado fue el que floreció con un lirio. Era ésta la señal de la escogencia divina. (Catecismo de la Iglesia Católica # 496, 497, 498, 499. 500)

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Asunción de María en cuerpo y alma al Cielo:
El dogma de la Asunción significa que María, por un privilegio especial, no tuvo que esperar como todos los demás seres humanos tenemos que esperar, por nuestra resurrección. Ya su cuerpo y su alma están reunidos y ella está en forma gloriosa en el Cielo.
El dogma de la Asunción declarado por el Papa Pío XII en 1950 no definió si María murió, pero hay casi consenso universal que sí murió.
La declaración del dogma se limitó a decir: “María, al final de su vida en la tierra (no habla de la muerte) fue asumida en cuerpo y alma a la gloria del Cielo”.
Objeción: La Asunción no está explicitada en la Biblia. Por lo tanto, es una doctrina falsa.
Respuesta: Para los Católicos la Biblia no es la única fuente de la Fe. La Tradición de la Iglesia también lo es. La Iglesia tiene la potestad dada por Jesús de decidir y definir doctrinas, aunque éstas no estén en la Biblia. “Lo que ates(en) en la tierra quedará atado en el Cielo y lo que desates(en) en la tierra quedará desatado en el Cielo” (Mt. 16, 19 y 18, 18).
Como vemos, no dijo Jesús a Pedro y a los Apóstoles, que quedaría atado o desatado todo lo que previamente estuviera contenido en la Sagrada Escritura, como pretenden los fundamentalistas.
Eso sí, las doctrinas definidas, si bien no tienen que estar en la Sagrada Escritura, no la pueden contradecir. Y este dogma no contradice nada bíblico. (Catecismo de la Iglesia Católica #966)

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EL ROSARIO:
Dentro del culto a la Santísima Virgen María no podemos dejar fuera la devoción del Santo Rosario.
La palabra “rosario” viene del latín que significa guirnalda de rosas, siendo que la rosa es una de las flores utilizadas para simbolizar a la Virgen María.
Si se preguntara cuál objeto específico es el más característico de un Católico, seguramente que el Rosario fuera el más destacado. Muy frecuente es la escena de la viejita pasando las cuentas de su rosario en un banco de la iglesia, o el rosario grande colgado del cinturón de un monje y, más recientemente, el rosario colgando del espejo retrovisor del carro de algún devoto de la Virgen.
Lamentablemente, a partir de la década de los años 1960, decayó la devoción del Rosario, cosa que sucedió también con la devoción a la Santísima Virgen María. Pero recientemente ha cambiado esta tendencia: el Rosario ha resurgido, por así decirlo: está “de moda”.
Origen del Rosario:
Se dice que el Rosario fue instituido por Santo Domingo de Guzmán, el fundador de la Orden de Predicadores, conocidos como los Dominicos. Pero, sin quitarle a Santo Domingo su aporte, el origen remoto del Rosario es anterior a Santo Domingo.
De hecho, siglos antes de este Santo fundador, los monjes recitaban de manera regular todo el Salterio (la colección de 150 Salmos de la Sagrada Escritura). Pero sucedía que los hermanos legos que formaban parte de las comunidades monacales era analfabetos y no podían leer los Salmos. Para ellos se ideó una forma de oración que pudiera ser fácilmente memorizable.
La primera oración que se escogió para repetir unas 50 o 100 veces, dependiendo de las circunstancias, fue el Padre Nuestro. A raíz de este ejercicio repetitivo y para facilitar el conteo, surgió en Inglaterra un gremio de artesanos especializados en fabricar lo que hoy conocemos como un rosario. De hecho, hay en Londres una calle llamada “Pater Noster Row” (Hilera de Padre Nuestros), la cual recuerda la zona en que estos artesanos fabricaban estas cuentas.
Los rosarios que fueron originalmente utilizados para contar los Padre Nuestros, a partir del Siglo XII fueron utilizados para comenzar a contar “Salutaciones Angélicas”, que eran la primera mitad de lo que hoy conocemos como el Ave María. (“Jesús” y la segunda parte de esta oración fue agregada algún tiempo después, en 1483). Cada Ave María se seguía con la alusión de un pasaje evangélico en forma de jaculatoria, las cuales llegaron a ser unas 300.
¿Cuál es, entonces, el verdadero aporte de Santo Domingo de Guzmán? El Rosario, como hoy lo conocemos, surgió en el Siglo XV y se hizo muy popular por la predicación de un Sacerdote Dominico, Alan de Rupe (+1475). La creencia de que la devoción del Santo Rosario fue revelada a Santo Domingo (+1221) se basaba en una visión de Rupe sobre Santo Domingo y el Rosario.
La historia cuenta que la Santísima Virgen se le apareció a Santo Domingo mostrándole una bella guirnalda de rosas, pidiéndole que rezara diariamente el Rosario y que enseñara a la gente a rezar el Rosario.
En 1521 el Rosario fue simplificado por el dominico Alberto de Castello, quien escogió 15 pasajes evangélicos (los que ahora conocemos como 15 misterios). Luego el Papa San Pío V (1566-1572) definió mediante una bula el Rosario como lo conocemos hoy.
Y en nuestra época el Papa Juan Pablo II revitalizó el Rosario, añadiendo a los 15 Misterios ya conocidos, 5 Misterios más, referidos a la vida pública de Jesucristo. En la Carta Apostólica “El Rosario de la Virgen María” defiende y promueve esta práctica oracional mariana, además de presentar una amplia sustentación bíblica y teológica para esta devoción, intentando estimular a los Católicos a utilizarla más extensivamente y mostrando a los no-Católicos la bondad de esta oración.

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