Santo Evangelio según san Lucas 12,8-12
El Espíritu Santo es el amigo fiel: En aquel tiempo,
 Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que a aquel que me reconozca 
abiertamente delante de los hombres, el Hijo del hombre lo reconocerá 
ante los ángeles de Dios. Pero el que no me reconozca delante de los 
hombres, no será reconocido ante los ángeles de Dios. Al que diga una 
palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme
 contra el Espíritu Santo, no se le perdonará. Cuando los lleven ante 
las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen 
de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo 
les enseñará en ese momento lo que deban decir". 
Palabra del Señor.
Reflexión del Papa Francisco
¿Cuál es entonces la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas y en
 la vida de la Iglesia para guiarnos a la verdad? En primer lugar, 
recuerda e imprime en los corazones de los creyentes las palabras que Jesús dijo,
 y precisamente a través de estas palabras, la ley de Dios - como lo 
habían anunciado los profetas del Antiguo Testamento - se inscribe en 
nuestros corazones y en nosotros se convierte en un principio de 
valoración de las decisiones y de orientación de las acciones 
cotidianas, se convierte en un principio de vida. Se realiza lla gran 
profecía de Ezequiel:
"Los
 purificaré de todas sus impurezas y de todos sus ídolos. Les daré un 
corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo… infundiré mi 
espíritu en ustedes y haré que signa mis preceptos, y que observen y 
practiquen mis leyes". (Ez 36,25-27)
De lo profundo de nosotros mismos nacen nuestras acciones, es el 
corazón el que debe convertirse a Dios, y el Espíritu Santo lo 
transforma si nosotros nos abrimos a Él.
El Espíritu Santo, entonces, como promete Jesús, 
nos guía en toda la verdad, nos lleva no sólo para encontrar a Jesús, la plenitud de la Verdad, sino que 
nos guía en la Verdad,
 es decir, nos hace entrar en una comunión siempre más profunda con 
Jesús, dándonos la inteligencia de las cosas de Dios. Y ésta no la 
podemos alcanzar con nuestras fuerzas.
Si Dios no nos ilumina interiormente, nuestro ser cristianos será superficial. La Tradición de la Iglesia afirma que
 el Espíritu de la verdad actúa en nuestros corazones,
 suscitando aquel sentido de la fe, el sentido de la fe a través del 
cual, como afirma el Concilio Vaticano II, el Pueblo de Dios, bajo la 
guía del Magisterio, indefectiblemente se adhiere a la fe transmitida, 
la profundiza con un juicio recto y la aplica más plenamente en la vida 
(cf. Constitución dogmática. lumen Gentium, 12).
Probemos a preguntarnos: ¿estoy abierto al Espíritu Santo, le pido 
para que me ilumine, y me haga más sensible a las cosas de Dios?
Y ésta es una oración que tenemos que rezar todos los días, todos los días:
"Espíritu
 Santo que mi corazón esté abierto a la Palabra de Dios, que mi corazón 
esté abierto al bien, que mi corazón esté abierto a la belleza de Dios, 
todo todos los días. Amén"
Pero me gustaría hacer una pregunta a todos ustedes: ¿Cuántos de 
ustedes rezan cada día al Espíritu Santo, eh? ¡Serán pocos, eh! pocos, 
unos pocos, pero nosotros tenemos que cumplir este deseo de Jesús: orar 
cada día al Espíritu Santo para que abra nuestros corazones a Jesús. 
(Catequesis, audiencia general, 15 de mayo de 2013).
Oración de Sanación
Amado
 Dios, hoy vengo sintiendo la necesidad de cobijarme bajo tu poderoso 
amparo y dejar que guíes mi corazón por este desierto de frustraciones 
en el que permitido que mi alma se sienta prisionera. Quiero verme libre
 de rechazos y temores, sentir tu fuerza que me impulsa y tu sabiduría 
que me hace comprender que solo luchando a tu lado es que puedo vencer 
los desaciertos y corregir mis malas experiencias
Clamo
 el auxilio de tu Espíritu Santo para que me ayude a comprender que sólo
 Tú eres pan de vida eterna, que comer y saciarme de tu Palabra es lo 
que me impulsará a dar los mejores frutos y dejar un legado de amor en 
este mundo. Sino estoy unido a Ti, de nada valen mis esfuerzos. Sino 
hago las cosas por amor, de nada me valen los logros. Ayúdame a 
conquistar metas que estén alineadas con tu estilo de vida
Señor,
 Tú eres el oxígeno en mis venas, la fuerza sanadora que desintegra mis 
vicios y el bálsamo que sana mis heridas. Derrama sobre mí el Espíritu 
Santo de fortaleza para vencer toda situación que no deja realizarme
Escucha
 mis súplicas, Dios mío, ven y repara mis fuerzas, compadécete de tu 
siervo que se siente dispuesto a dar lo mejor de sí. No dejes de 
iluminarme con el Santo Espíritu para hacer frente a cada desafío de mi 
vida 
Te
 entrego mis dones para que los fortalezcas y así pueda yo multiplicar 
tu obra de amor y dejar las huellas de tu compasión y de tu alegría. Ven
 y derrama tu amor sobre mí, hazme sentir amado, valioso y que mediante 
el esfuerzo constante, puedo enfrentar cualquier reto que la vida me 
presente. Amén
Propósito para hoy
Reflexionaré en cómo puedo vivir más entregado al servicio, y cómo 
puedo hacer para comprender y amar a las personas desagradecidas con 
mayor misericordia
Reflexionemos juntos esta frase:
"No tengan miedo de lanzarse en los brazos de Dios. Todo lo que les 
pida, lo recompensará con el ciento por uno". (Papa Francisco)